Para nadie es un secreto que la iluminación es una de las aliadas más fieles de la decoración del hogar, pues si aprendemos a utilizarla correctamente, los puntos a nuestro favor irán en ascenso, permitiéndonos incluso crear texturas, adecuar ambientes y disimular detalles con tan sólo escoger el bombillo adecuado o variar la intensidad de la luz.
Saber jugar con la iluminación es un punto clave en la decoración, pues esta es un elemento indispensable tanto en interiores como en exteriores y puede llegar a cambiar drásticamente el ambiente. Independientemente de que sea viva, suave, natural o eléctrica, la luz es crucial para resaltar nuestros objetos favoritos, ampliar los espacios y tener mejor percepción de las diferentes áreas.
Para los exteriores
Una iluminación de exteriores correctamente empleada, debe permitirnos movilizar de noche sin caernos ni tropezarnos, así como darle textura y relieve a esos elementos del jardín que harán que éste cobre vida, lo cual se logra tomando en consideración ciertas áreas claves y puntos de luz específicos.
Sin duda alguna, las zonas de paso tienen prioridad y deben poder iluminarse a través de un sistema sencillo y automático, por lo que las farolas equidistantes y los detectores de movimiento son las mejores opciones. De igual modo, es fundamental darles un toque de luz a aquellos elementos decorativos que queramos resaltar, para lo que resultan perfectos pequeños focos de colores que se integren armoniosamente y respeten el estilo de la casa. Por ejemplo, el acero inoxidable va de maravilla con los hogares modernos, mientras que el aluminio le queda mejor a los rústicos.
Para la entrada, lo ideal es colocar puntos de luz descendente sobre la puerta, los cuales pueden ser reflectores de gran potencia si se trata de un portón grande y a la intemperie, o lámparas colgantes si es un umbral pequeño y bajo techo. Por su parte, la iluminación de la terraza debe ser cálida y se puede conseguir a través de apliques murales con difusor o lámparas de pie. Finalmente, los pasillos sin ventanas requieren de varios puntos de luz blanca y potente, preferiblemente en parejas.
Agrandando con iluminación artificial
Por el tema de la sobrepoblación, las casas y apartamentos se hacen cada vez más pequeñas, con espacios tan reducidos que en ocasiones nos hacen sentir asfixiados dentro de nuestros propios hogares. Para la alegría de muchos, existen infinidad de trucos con los cuales incrementar la sensación visual de amplitud de nuestras habitaciones con tan sólo utilizar adecuadamente la iluminación artificial, pues esta puede potenciar un interior y acentuar la decoración.
Escoger la intensidad correcta de luz es realmente importante, ya que si es poca, la habitación parecerá aún más pequeña; pero si es excesiva, pasará exactamente lo mismo, así que lo ideal es adecuarla hasta sentir que el lugar está bien iluminado pero no llega a molestar. Para lograrlo, les recomendamos evitar las lámparas de pie porque ocupan mucho espacio y les aconsejamos inclinarse por los apliques de pared.
Los estantes o vitrinas de cristal deben ser iluminados desde adentro, pues así evitamos las sombras en su interior que reducen visualmente el espacio. Por otra parte, direccionar una luz hacia los espejos resulta perfecto, porque al reflejarla, la iluminación de la estancia aumentará positivamente. Así mismo, las luces empotradas son modernas, crean profundidad y volumen, ahorran espacio y dan sensación de amplitud. Finalmente, si la estancia es de colores claros, la luz debe ser cálida; pero si es de tonos oscuros, lo ideal es que sea intensa.
La luz de las cocinas
Hay dos factores esenciales que deben ser tomados en cuenta a la hora de seleccionar la iluminación de nuestra cocina: Su intensidad y el calor que emane, evitando áreas oscuras que puedan provocar accidentes e intentando que el vapor que sale de los fogones sea el único que se perciba. Para hacer esto posible, lo recomendable es tener una buena luz en el techo y complementarla con lámparas o focos bajo las despensas y neveras que ayuden a evitar las sombras, las cuales, además, le darán un estilo muy elegante y ordenado a la cocina.
Estos puntos de luz no deben verse, pues podrían llegar a deslumbrar y molestar. Para el comedor o la isla central, lo mejor es una luz de techo directa y, aunque en la cocina se pueden utilizar lámparas de cualquier tipo, es recomendable escogerlas de vidrio o aluminio, pues estas son más fáciles de limpiar.
Consejos y recomendaciones
– Dormitorio: Luz tenue e indirecta que apunte a las paredes para lograr un efecto más acogedor
– Salón: Iluminación general, suave y uniforme, con lámparas de pie que dirijan la luz al techo
– Cocina: Para evitar las sombras, lo ideal es utilizar focos empotrados de techo o puntos de luz bajo los armarios más altos
-Baños: Es recomendable rodear el espejo con aplique de luz, pues uno sólo central será pobre y dará sombras desagradables
-Los bombillos incandescentes emiten una luz más cálida, pero consumen mucha energía
-Los halógenos aportan una luz blanca y potente, pero desprenden mucho calor
-Las lámparas fluorescentes duran mucho tiempo y consumen poco, pero su luz es muy fría
-Las luces Led consumen menos energía, no emiten calor y son perfectas para espacios en los que se requiera la luz encendida por mucho tiempo.
