Comenzó a sonar el teléfono de un joven, hijo de un comerciante de Carora, a él le dieron informaciones precisas sobre su familia y sus movimientos. Posterior a ello, le pidieron 150 mil bolívares para no acabar con su vida.
La familia del muchacho aunque estaba aterrada, decidió denunciar porque evidentemente se trataba de una extorsión y se trasladó hasta la sede del Comando Nacional Anti Extorsión y Secuestro (Conas), donde fueron atendidos de inmediato por el jefe de ese despacho Elvis Durán, teniente coronel de la Guardia Nacional.
Las víctimas recibieron en el día más de cinco llamadas y pidieron una suma de 150 mil bolívares, la cual se fue negociando hasta llegar a 50 mil. Al verificar de dónde estaban llamando los delincuentes comprobaron que unas venían del Retén de Cabimas, estado Zulia y el acento de la persona detrás de la bocina era maracucho.
Posteriormente, se comunicaron de otro número en horas de la noche y acordaron entregar el dinero en la plaza Rotor, ubicada en la avenida Francisco Miranda de Carora, municipio Torres.
Allí llegó un vehículo, era un Cavalier rojo, donde se trasladaban tres sujetos, se bajó uno y caminó una cuadra y fue a recoger el dinero, en el momento que lo hizo, efectivos del Conas le dieron la voz de alto y los cómplices que se trasladaban en el carro rojo, aunque fueron seguidos, lograron escapar.
El jefe del Conas identificó al detenido como: Jairo Javier Carrasco Rodríguez (23), quien dijo que vivía en La Carucieña, a pesar que poseía un acento maracucho, igualmente expresó que era estudiante de la Universidad Antonio José de Sucre. En medio de los interrogatorios comentó que sus cómplices eran de Las Sábilas, pero no quisieron dar más detalles.
Durán indicó que las investigaciones por este caso continúan, porque no descartan que exista alguna persona allegada a la familia que dé la información de las víctimas.
Además hizo un llamado a las personas que son víctimas de extorsión a que no dejen que el miedo los invada y se atrevan a denunciar, porque por lo general estas personan juegan con el miedo de las víctimas, pero nunca llegan a cumplir con las amenazas.