Dos aviones militares de carga que transportaban los cadáveres de 40 víctimas del Vuelo 17 de Malaysia Airlines derribado en Ucrania arribaron el miércoles a la ciudad holandesa de Eindhoven, momentos después de que los rebeldes pro rusos derribaron dos aviones de combate ucranianos en la región.
Seis días después del derribamiento del Boeing 777 sobre los campos de batalla del este de Ucrania, los primeros cadáveres llegaron finalmente a Holanda, de donde eran oriundos la mayoría de los 298 muertos, entre pasajeros y tripulantes, del Vuelo 17.
Un Hércules C-130 holandés con 16 ataúdes arribó seguido de un C-17 Globemaster australiano con otros 24, informó el vocero del gobierno holandés Lodewijk Hekking.
Investigadores británicos empezaron a trabajar con un par de «cajas negras» para recuperar los datos de los últimos minutos del vuelo, en tanto las autoridades holandesas se hicieron cargo de la investigación y pidieron acceso sin trabas al lugar donde se encuentran los restos.
Los dos aviones, que partieron de Ucrania al mediodía, fueron recibidos en la base aérea de Eindhoven por el rey Guillermo Alejandro, la reina Máxima, el primer ministro Mark Rutte y otras autoridades. Cientos de familiares también estaban presentes, dijo el vocero Hekking.
El ministerio de Defensa ucraniano dijo que dos aviones de combate fueron derribados unos 30 kilómetros al sur del lugar donde cayó el Vuelo 17. La República Popular de Donetsk dijo en su página de internet que un piloto murió y el otro era buscado por los combatientes rebeldes.
Si bien los insurgentes niegan poseer misiles capaces de alcanzar la altura de crucero de un gran jet, el dirigente rebelde Alexander Borodai ha dicho que los separatistas poseen misiles tierra-aire Strela-10M, capaces de ascender a 3.500 metros (11.500 pies). La altura crucero de un jet, la del Vuelo 17 al ser derribado, es de 10.000 metros (33.000 pies).
Por otra parte, el líder rebelde Pavel Gubarev escribió en su página de Facebook el miércoles que sus hombres se retiraron de las aldeas de Chervona Zorya y Kozhevnya, en la frontera rusa a 45 kilómetros del escenario del desastre. Añadió que 30 rebeldes fueron heridos.