Los indígenas apostados en las zonas aledañas al Cementerio Viejo, en la calle 42 con avenida Pedro León Torres, hacen trabajos de artesanía en medio de un complejo cuadro social y de delincuencia que los afecta de forma perenne.
“Hacemos guardias para que no nos roben las artesanías”, dijo Benedicto Viloria, quien representa a los indígenas que viven allí. Según Viloria, el trabajo que hacen las manos artesanas de las personas procedentes de la Sierra de Perijá, en el estado Zulia, es admirado por los usuarios que circulan en dicho sector, colindante con el Terminal de Pasajeros y, por ende, bastante concurrido.
Sin embargo, reconoce que la asistencia de los cuerpos de seguridad es constante en la zona, pero advierte que en horas de la madrugada la situación de inseguridad se intensifica.
Pese a esto, no decae el entusiasmo de las personas que trabajan en sus artesanías: sombreros, taparas, maracas, flechas, arcos, esterillas, cachicamos y monos hechos de coco.
Esta faena les permite desde el arte combatir la adversidad.
Además, el representante de los indígenas comentó que las personas que compran dichos productos se quejan de los precios pero, recuerda el declarante, que la materia prima con la que se hacen estas artesanías proviene de la zona de donde ellos proceden; es por ello que deben pagar el flete a los autobuses que lo traen.
En este sentido, Viloria indicó que los precios de los sombreros, estimados en 350 bolívares, los arcos y sus flechas en 400, las taparas grandes en 350, y las pequeñas en 150, son justificados porque el gasto así lo representa.
En dicha zona, residen siete familias (cada grupo está integrado por siete personas), quienes conviven en condiciones precarias. Sin embargo, Viloria indicó que constantemente reciben atenciones médicas y jornadas de vacunación por parte de un médico que labora en el Hospital Central.
