El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, encabezará este sábado los festejos del 35 aniversario de la revolución sandinista junto a su aliado venezolano Nicolás Maduro, en un acto masivo en Managua al que también asistirán otros de sus amigos latinoamericanos.
La ceremonia se realizará hacia el anochecer en la plaza La Fe, frente al lago Xolotlán, norte de la capital, con miles de simpatizantes sandinistas que se concentraron desde la noche del viernes en barrios de Managua para celebrar la fecha con vigilias y alegres actos culturales.
Al festejo se sumó el presidente Maduro, cuyo gobierno mantiene una millonaria cooperación con el gobierno sandinista, pese a la crisis que enfrenta Venezuela, sobre todo desde la muerte en marzo de 2013 del líder venezolano Hugo Chávez.
Banderas rojas y negras que simbolizan la consigna de «patria libre o morir» que abanderó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la insurrección y la revolución en los años 1970 y 1980, engalanan Managua para recibir a las delegaciones extranjeras, entre las que se destaca el vicepresidente cubano, Ramiro Valdés.
También asiste el presidente de El Salvador, el izquierdista Salvador Sánchez Cerén, y otros ex mandatarios amigos: Manuel Zelaya de Honduras, Vinicio Cerezo de Guatemala y Martín Torrijos de Panamá, confirmó el gobierno.
«Vamos a la plaza con Daniel», instan los medios del gobierno, que facilitó autobuses para trasladar a sus seguidores del interior del país.
«Yo quiero vivir un mundo mejor… amor, lo lograremos», reza la canción del 35 aniversario que la influyente esposa de Ortega, Rosario Murillo, adaptó con ayuda de uno de sus hijos, de la canción «Murmullos de amor» de Los Yakis de los años 70.
A «celebrar en grande», exhortó Murillo, también portavoz del gobierno, previo a los festejos que se realizan bajo fuertes medidas de seguridad.
Enormes «árboles de la vida» construidos con hierro pintado de amarillo, cuyos cientos de bombillos brillan con intensidad por las noches, adornan rotondas y calles de la empobrecida capital, principalmente la avenida Bolívar que conduce a la plaza La Fe, donde el gobierno instaló grandes pantallas para transmitir el acto.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), fundado en 1961 como una guerrilla, es el segundo partido de izquierda que más tiempo ha gobernado en América Latina después de Cuba (1979-90, 2007-2011 y en el poder desde 2012 tras ser reelecto). Hoy abraza un cristianismo conservador.
«El FSLN como tal sigue siendo una importantísima maquinaria de poder, pero ha sido lamentablemente privatizada por los intereses familiares», cuestionó el ex candidato a la presidencia de la disidencia sandinista, Edmundo Jarquín, para quien el 19 de julio dejó de ser una «fiesta de unidad nacional».
Canal atrae a pobres y ricos
Ortega, un exguerrillero de 68 años, llega al 35 aniversario de la revolución fortalecido en el poder, con fuerte control en el partido y en las instancias del Estado y habilitado para gobernar sin límites tras la reforma que permite la reelección presidencial indefinida.
Además, con un fuerte apoyo popular a su gestión, según las encuestas, pese a las quejas por el costo de la vida, el desempleo y la pobreza que afecta a la mitad de los 6,1 millones de nicaragüenses.
La clave -según analistas- ha sido su capacidad de mantener a sus seguidores ilusionados con un futuro mejor, con proyectos como el Canal Interoceánico a través de Nicaragua, que Ortega autorizó construir a la compañía china HK Nicaragua Canal Development Investment Co.(HKND).
El Canal -que costará más de 40.000 millones de dólares ypromete crear miles de empleos- «genera mucha expectativa y por eso el pueblo está manifestando su esperanza, y de allí surge la motivación» por el proyecto, comentó a la prensa el gerente de la firma consultora M&R, Raúl Obregón.
El Canal ha atraído el interés de potencias como Estados Unidos, Rusia y Alemania, que han pedido a Nicaragua información sobre los estudios de factibilidad para valorar posibles inversiones. Fue uno de los temas que el presidente ruso, Vladimir Putin, durante su corta visita a Managua hace una semana.