Un asesor cubano

En una morisqueta ha quedado la palabra independencia en estos días a propósito de la fecha patria. Maduro le anunció al país que un asesor cubano, de nombre Orlando Borrego, mejor conocido como “Vinagreta”, amigo del Che Guevara y actual incondicional de Fidelito, hijo de Fidel Castro, es el nuevo cerebro de la economía venezolana.
No le basta al mandatario venezolano con saber que tenemos cubanos hasta en la sopa, porque están en las notarías y registros públicos, aeropuertos, medicaturas, fuerzas armadas, en el deporte y entonces, por si fuera poco, nos trae ahora un contador público para que oriente la grave situación económica venezolana de desabastecimiento, inflación, quiebra de Pdvsa, apuros del Banco Central, deudas millonarias con China y Rusia, morosidad con las líneas aéreas internacionales, paralización del campo.
Maduro se hace de la vista gorda con la denuncia de la Contraloría del pago a Cuba por adelantado por concepto de medicinas vencidas, de las empresas de maletín que se han llevado dinero a la Isla, de los cien mil barriles de petróleo diario que no se consumen en el país de la palma, de los 18.000 millones de dólares dados a Cuba en el 2013. Habría que preguntarnos entonces ¿Qué somos: país vasallo o un protectorado?
El nuevo asesor cubano de 78 años de edad,  no exhibe un currículo de éxitos económicos. Fue Ministro del Azúcar en la Isla, que producía 10 millones de toneladas de azúcar cuando llegó la revolución. Según Juan Bosch la llamaban “la azucarera del mundo” y hoy es una industria que apenas produce 2 millones de toneladas del producto. Esto constituye otra humillación más que le infringe el Gobierno a la nación venezolana. Significa que de la misma manera que no tenemos buenos médicos, tampoco hay aquí buenos economistas. “No hay peor cuña que la del mismo palo”. Nos duele.
Ante la indiferencia de empresarios, militares, obreros, colegios profesionales, cobra cada día más valor la protesta de los estudiantes, al fin y al cabo son la esperanza de la patria. Ellos son la mano milagrosa que tarde o temprano le pondrá punto final  a este régimen.