Cuando Luiz Felipe Scolari vio que Neymar yacía en la cancha y lloraba con las manos cubriéndole el rostro, el técnico supo lo que tenía que hacer. Caminó sereno, lo ayudó a que se levantara, abrazó la cabeza del jugador contra su pecho y permaneció consolándolo un largo rato.
Brasil se había salvado por muy poco de la eliminación ante Chile en los octavos de final de la Copa del Mundo. El joven astro brasileño había disputado uno de los partidos más difíciles de su vida.
Scolari supo que tenía que estar ahí para apoyar a su pupilo. Ha tenido la misma actitud para todos los demás integrantes de este joven plantel brasileño que soporta sobre sus hombros la responsabilidad de coronarse en casa.
Los jugadores dicen que «Felipao» ha sido como un padre para ellos durante el Mundial.
«Es un amigo, es como un padre», consideró el capitán Thiago Silva. «Siempre puede hablar con él si pasas por una situación difícil. Es el tipo de entrenador que hará lo que sea para que te sientas mejor, sin importar qué esté ocurriendo».
Scolari se ha ganado a los jugadores con el equilibrio correcto entre disciplina y apoyo.
«Siempre está ahí para nosotros», dijo el zaguero David Luiz. «Nos da consejos, nos ayuda, nos elogia, nos regaña. Es muy transparente en lo que hace y en lo que dice. Así es él. Tenemos la libertad de hablar con él cuando queremos».
Luego de guiar a Brasil al título en Corea y Japón 2012, el carismático estratega fue considerado el hombre idóneo para tomar las riendas de Brasil en busca de su sexto título mundial. Scolari se ha ganado la simpatía de los hinchas y de la prensa, en un torneo en que la Verdeamarela necesitaba un líder muy especial.
«No vemos a ‘Felipao’ como un jefe», dijo el lateral derecho Dani Alves. «Es nuestro líder. Un jefe te da órdenes, un líder camina contigo y enfrenta todo por ti».
La Confederación Brasileña de Fútbol contrató a Scolari al considerar que su experiencia y su talento de motivador serían cruciales para la selección.
Silva atestiguó ese talento antes del primer partido de Brasil en esta Copa. Tuvo que contener las lágrimas cuando comenzó a hablar sobre Scolari recientemente en una conferencia de prensa.
«Él dijo unas palabras muy emotivas para nosotros en los vestuarios antes del partido inaugural», relató Silva, a punto de llorar. «Es muy especial para todos nosotros. Ha estado siempre aquí para nosotros, incluso cuando él mismo pasaba por un momento difícil. Siempre estará a nuestro lado».
El discurso de Scolari llegó sólo dos días después de que falleció su sobrino en un accidente automovilístico. Unas semanas antes, tuvo que dejar el campamento del equipo para asistir al funeral de uno de sus cuñados.
«Sabe cómo motivar a los jugadores», consideró el mediocampista Ramires. «Sabe exactamente qué necesita escuchar cada jugador. Sabe cuándo debe ser severo con nosotros y cuándo debe apoyarnos».
Scolari sigue siendo tan extrovertido y directo como siempre. Tiene todavía un carácter firme y se pasea sin cesar por la línea de banda, agitando los brazos y lanzando gritos a jugadores y árbitros por igual.
«Cuando estoy con los jugadores no puedo mostrar que estoy preocupado», dijo Scolari. «Pero cuando estoy solo, analizando lo que está listo y lo que no está, me siento un poco inseguro. No puedo demostrarlo cuando estoy con ellos. Tengo que cerciorarme de que ellos conserven la confianza y en quitarles presión de encima».
El entrenador de 65 años, quien tuvo un buen desempeño al frente de Portugal en la Eurocopa de 2004 y el Mundial de 2006, no ha decidido todavía qué hará después del Mundial. Sin embargo, alguna vez señaló que contemplaría el retiro si llegaba a dirigir a la selección anfitriona de la Copa.