Cuando la historia sólo mira una realidad: Análisis de los textos de la Colección Bicentenario

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La educación en Venezuela transcurre por un proceso de debate y transición, a partir del cual distintas corrientes de pensamiento muestran sus argumentos en función de lo que consideran debe ser la formación intelectual de los ciudadanos.

En esta transformación educativa, los libros de la C olección Bicentenario, editados como parte de la política del Estado, han sido duramente criticados por algunos sectores de la sociedad, quienes argumentan que los textos muestran carencias de contenido, tergiversaciones, imposición de pensamiento único y errores de ortografía. Por tal sentido, EL IMPULSO presenta una serie de cuatro reportajes con la participación de profesionales de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL – IPB), a objeto de analizar las distintas áreas de conocimiento del material distribuido por el Ministerio de Educación desde agosto del 2011.

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En este caso, investigamos las materias que componen las Ciencias Sociales y Ciudadanía (Geografía, Historia y Patria y Ciudadanía), con la ayuda de las especialistas en el campo de la docencia Judith Domínguez y Ana Chourio, quienes cuentan con 18 y 10 años, respectivamente, de trayectoria pedagógica en la UPEL.

Partiendo de la geografía, comenta Domínguez, esta asignatura cuenta con una desarticulación teórica entre lo estipulado en el Diseño Curricular Bolivariano (2007) y lo reflejado en la colección Bicentenario. Mientras que en la base legal se establece el campo de la geografía dentro del área de Ciencias Sociales y Ciudadanía (la cual epistemológicamente se considera geografía regional), en los textos tratan el contexto geohistórico dentro de la geografía social. “Hay una incongruencia porque debería existir una articulación entre ambos tópicos a fin de contar con un correcto soporte instruccional”, resalta la especialista.

Desde el punto de vista didáctico, se logró conocer que los docentes no cuentan con las herramientas necesarias para lograr la comprensión del espacio geográfico a través del enfoque geohistórico, puesto que existe el uso de los mapas como una referencia más, no como un recurso de apoyo.

Es decir, que al final de cada contenido no se aprecian actividades que hagan alusión con los mapas, sino charlas participativas sobre anécdotas de lo aprendido.
Esto busca simplificar los contenidos del proceso educativo y afecta el incentivo estudiantil hacia la investigación y la consulta de diversas fuentes. “Principios de la geografía como la observación, localización y extensión no se ven reflejados de forma lógica y coherente en los textos”, precisó.

Asimismo, la docente cuestionó que en el mapa de Venezuela el área de Guyana sea nombrada Territorio Esequibo, cuando el país reclama este territorio como propio y lo nombra con la leyenda Zona en Reclamación desde el Acuerdo de Ginebra (1966) .

“Además existen otros errores, ya que en nuestro mapa hablamos de 21 zonas de vida vegetal y en los libros aparecen cuatro. Estos detalles nos llaman la atención porque las fuentes consultadas son aportadas por el Ministerio de Educación y no por el Instituto de Cartografía Nacional”.

En relación a los libros de Historia de Venezuela, Chourio señaló que existen elementos fomentadores del pensamiento único que anima el oficialismo, “aunque en toda política de Estado se busca ideologizar con la educación, no es aceptable el adoctrinamiento. De ser así, no podría formar un ciudadano participativo, analítico y crítico”.

Relató que en los textos se descalifican las gestiones presidenciales desde principios del siglo XX, realzando sus aspectos negativos por encima de los proyectos ejecutados en pro del desarrollo del país. “En cambio, desde la gestión del expresidente Chávez hasta la fecha con el presidente Nicolás Maduro, se exhibe un claro culto a la imagen de ambos mandatarios y se promocionan abiertamente las bondades de las empresas estatales, lo cual es propaganda”.

Como un ejemplo se extrajeron estos títulos metafóricos: “La más larga y férrea dictadura” y “El amo del poder sembró el terror”, haciendo referencia a la dictadura de Gómez; “Nuevas torturas y asesinatos políticos”, gestión de Marcos Pérez Jiménez; “El paquetazo económico”, en alusión a la crisis del país durante la época de Carlos Andrés Pérez y “Año 2002, ofensiva de la burguesía y primera gran prueba del poder popular y la unión cívico militar”, en referencia a los sucesos del 11 de abril del 2002.

Añadió que los contenidos tienden a un fundamento marxista, pero en otros textos son positivistas mediante hechos cronológicos. “Pero no se maneja el proceso histórico como tal, existen contradicciones porque se mutilan algunas realidades y se tergiversa parte de la historia. En estos libros uno lee solamente sobre los países “amigos” del gobierno, y, ¿los demás no existen?”, se preguntó. Por último, en el área de conocimiento de Patria y Ciudadanía, las especialistas indicaron que existen imprecisiones en cuanto al contenido. “Si vamos al índice, nos encontramos que muchos de los libros hablan primero de la construcción de los sueños de los simones (Bolívar y Rodríguez) y del proceso constituyente de 1999. Posteriormente, en la página 40, señala la importancia de la familia en la sociedad.

“Es decir, según los libros, primero eres ciudadano y después tienes una familia”, acotó Chourio.
Como reflexión final, ambas especialistas coincidieron que existe improvisación en el sistema de educación del país, pues consideran que primero se debía iniciar con la Consulta Educativa para después hacer las reformas educativas y las entregas de elementos como los textos y las computadoras Canaima.

“Estamos al revés, primero el Estado arma sus tácticas académicas y después llama a consulta, ahí existe una clara imprecisión”, subrayó Domínguez.

Aspectos relevantes

– Los textos cuentan con una alta definición gráfica, cuyas tonalidades psicológicamente atraen la atención del estudiante.

– Cuentan con buenas fotografías del material histórico de la Nación, facilitando al profesor en su proceso de formación.

– Exaltan los valores culturales autóctonos.

– Son de distribución gratuita, favoreciendo a los infantes en la adquisición de nuevos contenidos de aprendizaje.
El libro puede ser usado como complemento del ciclo escolar. Es obligatorio que se presenten sus contenidos y se evalúen.

– La semana pasada se aprobó en Gaceta Oficial la distribución de 35 millones de textos para las instituciones escolares del país.

 

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