La escasez del vital líquido se agudiza en la parroquia Aguedo Felipe Alvarado. Los caseríos están a la espera de cisternas que calmen la sed de sus niños y personas de la tercera edad, la población más afectada con la problemática.
Pastora de Mujica, habitante de Bobare, explica que la hidrológica conoce de la necesidad que atraviesan en su comunidad y demás sectores rurales, sin embargo, la desatención continúa.
Por esa razón, acuden prácticamente a diario hasta el llenadero Jacinto Lara, de la vía Quíbor, con la esperanza de contar con la atención de los cisterneros. “Tenemos que venir hasta aquí, hablar y negociar con los cisterneros, por nuestra cuenta, para llevar agua hasta Bobare”, sostuvo.
Asimismo, señalan que desde hace algunos meses Hidrolara disminuye la cantidad de viajes hacia esa parroquia: “en un sector donde llevaban hasta cuatro cisternas, ahora sólo llevan dos; es insuficiente el servicio”.
Así lo expresó Juventina Vargas, quien además solicita otro tipo de atenciones para su comunidad, La Simara, donde hacen falta programas sociales que favorezcan a los niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Un mes sin agua
Por su parte, Irma Mendoza, del caserío Batatal, ubicado en la vieja carretera de Carora, municipio Torres, confesó que acudió hasta el llenadero Jacinto Lara como una medida desesperada debido a que tienen un mes sin el vital líquido. Exhorta a la directiva de Hidrolara a revisar el suministro a las zonas foráneas a fin de garantizar la calidad de vida de estos larenses.
“Se olvidan de las personas que habitan en los campos o caseríos, merecemos igualmente un trato digno por parte de las instituciones del Estado, municipio o región. Las cisternas que mandan no alcanzan y, desde hace un mes, no acuden a llenarnos las pipas”, añadió.
Mientras tanto, en la comunidad de Pavia, al oeste de Barquisimeto, la situación es igual o peor. La vecina de Los Camagos, Alicia de Colmenárez, señala que tienen alrededor de un mes sin recibir agua mediante cisternas.
Advierte que de no normalizarse el servicio hacia su sector, el resto de los habitantes realizarán medidas de protestas hasta tanto los asistan con el mineral. Tienen dificultades para realizar el aseo personal y también los quehaceres del hogar.
La escuela de primaria, resulta muy afectada con la ausencia del agua y, mientras más transcurren los días, resulta peor la preocupación por no contar con uno de los servicios básicos para la supervivencia humana. “Queremos que nos manden agua ya”.
