Caminito que un día De San Felipe a Puerto Cabello por el río Yaracuy (3)

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En el contrato firmado por Juan Hellyer, a nombre de la casa comercial de Puerto Cabello, “Hellyer y Compañía”, con la Junta Superior de Caminos y Canales de la Provincia de Barquisimeto, se lee lo siguiente:
“Nos comprometemos solemnemente a conducir los frutos, mercancías, personas, animales y demás efectos que se exporten e importen por el río Yaracuy durante los quince años del privilegio, por el orden de sus llegadas al puerto de su embarque, y a resarcir los perjuicios que causáramos a los dueños de los intereses que se conduzcan por dicho río en el mismo período del privilegio, cuando dichos perjuicios tengan su origen en nuestras faltas voluntarias… con tal que estas faltas sean probadas legalmente”.
Ponía como garantía hipotecaria “cuatro lanchas de hierro nombradas Eduardo Harrison, valiosa de tres mil quinientos pesos que conduce cuatrocientos sacos; La Constitución de igual valor y cargo; la Tablero del mismo valor y carga. Tres lanchas más de madera nombradas la Roberto, valiosa de dos mil cuatrocientos pesos y su carga cuatrocientos cincuenta sacos; La Tucacas, que vale mil ochocientos pesos y carga doscientos cincuenta sacos. Dos canoas de madera, a saber: la Velocidad, su valor trescientos cincuenta pesos y su carga setenta sacos; y la Burro, apreciada en cincuenta pesos y conduce veinticinco sacos. Una casa almacén cubierta de zinc y sus paredes de madera, situada en la boca del río terreno de la provincia de Carabobo, que aprecio en dos mil quinientos pesos, y además la herramienta de que se hace uso en dicha empresa para canalización del río y maniobras de navegación…”
El transporte mínimo mensual se fijó en 2000 sacos para el primer año del contrato y 4000 para el siguiente. Este contrato lo autorizó como presidente de la Junta Superior de Caminos el gobernador General Jacinto Lara.
Los socios de Hellyer aceptaron sus términos. El 15 de enero de 1846 se publicó un informe del transporte en octubre de 544 bultos de café, cacao y cueros y 150 bultos de mercancía; en noviembre, 565 bultos de café, cacao y cueros y 197 de mercancía; y a diciembre 803,5 bultos de café, cacao y cuero y 60 de mercancías para un total de 139,70 pesos cobrados por fletes.
Fueron varias las dificultades enfrentadas por esta campaña transportadora pero la más grave de ellas fue, ese año de 1846, la disminución de las aguas del río por un verano muy fuerte que entonces padecía la región.

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