Planteamientos UCV: ¿Bochorno académico?

En lo que tiene que ver con la acepción relacionada con una situación vergonzosa, es posible que desde el punto de vista académico pueda calificarse como tal, una reciente decisión del Consejo Universitario de nuestra querida UCV. Se trata de la concesión del Doctorado Honoris Causa a la actual rectora, Cecilia García Arocha.
De entrada, con la venia de los apreciados lectores, aclaro que el orgullo y la querencia por esa Casa de Estudios, proviene de haber obtenido en ella el título de Licenciado, primero; y, de Doctorado, posteriormente.
En la más lejana tradición, acorde con su propia naturaleza, la concepción sobre la cual se fundamenta la facultad que tiene una institución universitaria para el reconocimiento de méritos a una persona eminente, es de rango superlativo e inequívocamente académico. Que con el paso del tiempo se haya desvirtuado, es parte de la manera cómo las autoridades, a su turno, entienden el liderazgo y el alcance de su poder. El viejo axioma que postula: las instituciones serán lo que sus directivos hagan con ellas, continúa teniendo plena vigencia.
En más de una oportunidad, la concesión de un Doctorado Honoris Causaha estado acompañada de la polémica. En vida, Luis Beltrán Prieto Figueroa fue distinguido por la USB, pero se negó a recibirlo porque en el mismo acto académico también se le entregaba al ministro de la Defensa, para esa época, alegando desconocer sus méritos y negándose a convalidar la decisión en cuestión. “A mí no me meten en ese saco de gatos, que ya estoy muy viejo para la gracia”, confesó a sus más íntimos.
Recientemente, la Universidad de las Islas Baleares, UIB, decidió otorgarle dicho Doctorado a Rafael Nadal. En medio de la polémica desatada, terminó enviando una carta en la cual indica que tal situación perjudica a la universidad, por lo tanto, renuncia a la propuesta de nombramiento y agradece que se haya pensado en él para tal distinción.
En el caso de la UCV, un requerimiento reglamentario y expreso es: haberse destacado nacional o internacionalmente, de manera extraordinaria, en la investigación, la docencia, en el cultivo de las artes y de las letras o en aquellas actividades que tengan o hayan tenido una repercusión notoria e importante en el terreno científico, tecnológico, artístico, cultural o social. Sin que ello tenga contrapartida alguna con el ejercicio de los cargos de decana, secretaria general y rectora durante más de 21 años.
Hay otro detalle en la decisión: la rectora preside el Consejo Universitario. Que es como pagarse y darse el vuelto. No creo que la historia de la UCV registre un agravio similar proveniente de sus autoridades, donde la complicidad, la solidaridad automática y la vanidad, entre otros factores, pareciesen estar presentes.