Para recordar: “…¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25)
Este artículo está inspirado en una realidad bien discernida, narrada y elocuentemente descrita, por el jefe de redacción del Diario EL IMPULSO, el periodista José Ángel Ocanto; cuando en una circunstancia de la vida, le tocó hablar, vía telefónica, con una dama desesperada, quien le dijo: “Sólo quiero que me oigas” y así tituló su Sección Campana en el Desierto, 11/05/14, p.A5.
Hacemos notar, que el contenido de dicho relato nos dejó pasmados, por la amarga y triste realidad de una dama a punto de colapso, y sin temor a equivocarnos quedó tácito que no se trata de la situación de una sola persona, sino que es una campanada, un llamado, una alerta a todo un pueblo abatido. Y cabe la pregunta: ¿Dónde está vuestra fe?
Dada la situación, llena de tensión y angustia, que describe el periodista de la siguiente manera: “Yo, por mi parte, le hablé como puede consolar el más cercano de los seres, a aquella voz fatigada… La cubrí con el sermón que le habría dado un religioso (¡Bravo por ello!)… Le dije que la pesadilla ha sido más larga de lo esperado, pero que no está permitido perder la esperanza…”
Es lamentable, pero, éste vívido análisis va desde congojas, sueños no logrados, cambios y rectificaciones gubernamentales que no se hacen; sacrificios que hacen las personas para subsistir; y no es para menos, sentir una desagradable situación, al saber que hasta algunos hijos, familiares o amigos, deciden abandonar esta patria, Venezuela, con el fin de buscar un futuro mejor.
Cuenta la historia bíblica, que “Un día Jesús entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: “Pasemos al otro lado del lago”. Y partieron. Mientras navegaban, él se durmió. Y vino una fuerte tempestad en el lago, tanto que la barca se anegaba con peligro de hundirse… (Ver: Mateo 8:23-27).
En éste incidente, cuando Jesús calmó la tempestad, sucedieron varios hechos interesantes: 1) ¡Por fin! Jesús se tomó unos minutos para dormir un poquito. 2) En medio de la tempestad, experimentados marineros, tal vez con razón, se acobardaron y despertando al “Maestro”, desesperados le dijeron: ¡Sálvanos que perecemos! 3) Jesús, les preguntó a los discípulos ¿Dónde está vuestra fe? Al cesar los vientos quedaron maravillados, porque la naturaleza le obedeció.
Es posible, que estemos sintiendo una “fuerte tempestad” (problemas o situaciones de la vida que nos hacen desesperar), y es natural que muchos nos preguntemos ¿Cuándo se terminarán algunos problemas en nuestro país o el mundo?
La dificultad se hace más grande porque pareciera que hay demasiadas personas como si estuvieran hipnotizados, como si no estuviera pasando nada, mientras el “huracán” de problemas los está arrastrando a ellos también.
No obstante, ante la campanada de un pueblo desesperado, saboreando muchos de los males de este mundo, con el incidente del mar de Galilea, nos impele buscar al único a quien hasta la naturaleza le obedece y es a saber: El Maestro, a Jesús, a nuestro único Dios.
Y, ya es hora de encontrar nuestra fe, porque al parecer, Jesús, el Hijo de Dios, nos sigue preguntando ¿Dónde está vuestra fe?
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