El síndrome de Estocolmo es la extraña relación afectiva que aparece por parte del secuestrado hacia el secuestrador, pudiendo llegar a enamorarse de este. La psiquiatría atribuye esta reacción del ser humano a la necesidad de la persona de socializarse incluso en los entornos más hostiles.
Hay personas que sin estar secuestradas sufren su particular síndrome de Estocolmo con su pareja. Son hombres y mujeres ‘secuestrados’ en una relación donde sufren maltratos emocionales sin ser capaces de llegar a ver la realidad de su día a día.
Suelen ser personas que reconocen que la forma de actuar de sus parejas no es la adecuada pero lo justifican diciendo que es por amor.
Incapaces de ver la realidad
Parece una locura pensar que hay quienes se enamoran y aman a sus parejas independientemente de la actitud que tengan con ellas. Son carne de cañón de maltrato, y lo peor de todo es que no se dan cuenta de ello aunque sufran.
Hay veces que se relativiza el problema diciendo que la víctima de un maltrato no denuncia a su maltratador. Pero lo cierto es que cuando existe ese enganche emocional, poco (incluso nada) se puede hacer por ayudar a estas personas a que entren en razón.