La mañana de este lunes se conoció el lamentable fallecimiento del Doctor Jacinto Convit, a sus 100 años de edad.
Este ilustre venezolano deja un grandioso legado, siempre será recordado por su infatigable labor científica y los aportes que ha preservado para la salud de los pueblos del mundo.
El Dr. Jacinto Convit nació en Caracas, Venezuela, el 11 de septiembre de 1913.
Es el segundo de cinco hermanos. Estuvo casado con Rafaela Marotta D’Onofrio, con quien cultivó más de 60 años de amorosa convivencia.
Padre de cuatro hijos: Francisco, Oscar, Antonio y Rafael, los dos últimos, destacados profesionales de la Medicina, con un desarrollo profesional en los Estados Unidos: médico psiquiatra y profesor en La NYU Langone Medical Center y cirujano plástico en Washington Hospital Center, respectivamente. Oscar falleció en un lamentable accidente y Francisco el mayor, se desempeña en el área agropecuaria.
Cursó estudios en el Colegio San Pablo, llevado de la mano de las hermanas y hermanos Martínez Centeno, insignes educadores y en el Liceo Andrés Bello, bajo la dirección del Profesor Don Rómulo Gallegos y luego del Profesor Don Pedro Arnal. En el año 1938, recibió el grado de Doctor en Ciencias Médicas, en la Universidad Central de Venezuela.
Desde muy temprano en su carrera profesional se dedicó a la investigación, docencia y asistencia en el área de la Dermatología, especialmente en la enfermedad de Hansen (lepra), en la cual hizo destacados aportes. Posteriormente, hace importantes desarrollos en Leishmaniasis, Oncocercosis y Micosis Profundas, entre otras áreas de su interés.
Es amplia la carrera y proyección de la obra de Convit a nivel internacional.
El instituto de Bio-Medicina recibe becarios enviados por la OMS/OPS provenientes de América, África y Asia. En 1971 Convit es nombrado por la OMS Director del Centro Cooperativo para el estudio Histológico y Clasificación de la Lepra, dirección que continúa desempeñando.
En 1968 es nombrado presidente de la Asociación Internacional de la Lepra (ILA) y reelecto en 1973, también fue designado presidente de la International Journal of Leprosy Corporation. En 1976 fue electo director del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales.
Avances en la lepra
En 1937, el doctor Martín Vegas, conocido pionero en los estudios sobre la lepra, invitó a Convit a visitar la vieja casona de Cabo Blanco en el estado Vargas, donde se alojaban cientos de pacientes afectados por lacería o lepra. En 1990, Convit escribía que su permanencia en Cabo Blanco fue enriquecedora en el plano personal y profesional.
«Aprendí a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos»
En aquel tiempo esta enfermedad era todavía motivo de prejuicios arraigados socialmente; a los leprosos se les encadenaba y eran custodiados por autoridades policiales, imagen que definiría el carácter humano de Convit, quien ante tal maltrato, exigió a los guardias un mejor proceder con los enfermos.
Cura contra la lepra
Luego de varias investigaciones con el único remedio empleado en estos pacientes, el aceite de Chaulmoogra, pudieron comprobar que el compuesto de Sulfota y Clofazimina podía fungir con gran efectividad en contra de este mal, lo que conllevó el cierre de las conocidas leproserías donde los enfermos eran encerrados y vejados en su condición humana.
Creación de institutos
Luego de controlar la lepra y otras enfermedades endémicas, Convit se plantea el reto de crear un centro de investigaciones científicas. Así, nació el Instituto de Dermatología, que posteriormente se llamó Instituto de Biomedicina de Caracas (IBC), el cual dirige desde 1972, y es desde el 2 de julio de 1973 la sede del Centro Internacional de Investigación y Adiestramiento sobre Lepra y Enfermedades afines de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud. Allí, después de mucho esfuerzo conjunto y continuo, surgió la vacuna contra la lepra, que sirvió de base para la vacuna contra la leishmaniasis.
En el año 1988, los grandes avances en estudios epidemiológicos, le valieron una nominación1 al Premio Nobel de Medicina, por el descubrimiento de la vacuna contra la lepra,1 la cual resultó de la combinación de la vacuna de la tuberculosis con el bacilo Mycobacterium leprae. Un año antes de esta nominación, Convit recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
En su trayectoria ha contribuido a la fundación de diversas instituciones y asociaciones relacionadas con la labor médica, tanto dentro como fuera del país. De esta forma, es miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Dermatología y Venereología, de la Sociedad Venezolana de Alergología y de la Sociedad Venezolana de Salud Pública.
El 28 de febrero de 2011 es condecorado con La Legión de Honor, la más alta distinción honorífica de la República Francesa.
Aportes
Jacinto Convit ha brindado importantes aportes en el conocimiento de enfermedades infecciosas, como la vacuna contra la lepra y la leishmaniasis. Esto le valió una postulación para el Premio Nobel de la Medicina en 1988.
Por esta razón en el 2013 los diputados de la Asamblea Nacional venezolana aprobaron por unanimidad un proyecto de reconocimiento a sus trabajos, con motivo del centenario de su nacimiento, a la vida y obra del ciudadano Dr. Jacinto Convit, por sus logros científicos a favor de la salud del pueblo venezolano y del mundo, por su dedicación al ejercicio de la medicina sin fines lucrativos y de enriquecimiento personal.
Asimismo los diputados del parlamento venezolano indicaron que se debe “solicitar el Premio Nobel de la Medicina al Dr. Jacinto Convit para reconocer su labor científica y los aportes que ha preservado para la salud de los pueblos del mundo