El próximo jueves 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia, con lo cual se hace eco su importancia en la sociedad. Pero, ¿quiénes la conforman? Principalmente mamá, papá e hijos. Sin embargo, son los dos primeros los responsables de mantenerla unida y productiva; no son los niños o adolescentes los culpables de los conflictos.
Venezuela cuenta con numerosos casos de familias disfuncionales, lo cual expresa una constitución no equilibrada. Son múltiples las historias de adolescentes que quedan embarazadas y entregan la responsabilidad de la crianza a la abuela, de madres o padres que abandonan el hogar y dejan a la pareja sola en la crianza, y de hermanos asumiendo el papel de papá o mamá por alguna ausencia.
Maritzta Hernández, magíster en Educación para Padres y en Orientación Sexual, señala que si bien la sociedad venezolana es sumamente familiar, existe una distorsión de su constitución, lo cual es causa de múltiples problemas en el país.
Asegura que la familia se construye con la formación del “ser” de los hijos, basado en los valores y el ejemplo, pero lastimosamente la sociedad se preocupa más por tener.
Hernández explica que puede llamarse familia disfuncional a aquel núcleo en el cual existe un desequilibrio de afectos o autoridad. Los padres extremadamente autoritarios generan temor y desconfianza en los hijos, mientras que los excesivamente consentidores hacen que estos no valoren lo que poseen.
Es en este último escenario donde se presenta el fenómeno del “pobre hijo”, infundado en los mismos padres como una justificación por su ausencia en el hogar. Padres que entonces les dan sólo lo material para compensar la falta y que justifican lo malo que pueda pasar, puesto que “detrás del padre consentidor está una gran lástima y terrible culpa”, comentó.
También generan familias disfuncionales los padres sumamente permisivos e indiferentes, ya que al no haber un rol de carácter, afecto y cuidado en el grupo, el hijo siente que crece sin el apoyo de esta figura fundamental.
“Arroparse hasta donde alcance la cobija”. De este viejo dicho pudiese desprenderse el ejemplo de equilibrio que debe reinar en la familia, a juicio de Hernández, quien señala que los padres deben compartir con sus hijos tiempo de calidad y cantidad.
“No es suficiente el tiempo de calidad, además suele confundirse con dar cosas a los hijos. También es importante la cantidad, puesto que no es bueno dejarlos mucho tiempo solos o acompañados de la figura complementaria del tío o los abuelos”, indicó.
Si bien es cierto que la dedicación a tiempo completo al trabajo aleja a los padres de sus hijos, la especialista recomienda criarlos con lo necesario, sin mayores lujos ni extravagancia, puesto que así valoran lo que tienen y el padre, en algún punto del proceso, no se siente agobiado por el dinero faltante en casa y por no responder a las exigencias del hijo.
Para Hernández el verdadero equilibrio inicia con la relación de respeto en entre los padres, con la medida justa de autoridad y afecto, de tiempo de calidad y cantidad. Recordó que la calidad del tiempo que se pasa con ellos, parte de saber escuchar y estar presente para así guiarlos cuando es necesario. “Cuando escucho sé cómo hablar”, comentó.
La reponsabilidad de crianza recae en los padres, no en abuelos o tíos, como suele ocurrir en Venezuela. Este tipo de núcleos familiares se caracterizan porque la figura predominante se muestra cansada, agobiada y sin energías para asumir la crianza de un niño o adolescente. La responsabilidad les resulta más compleja y les es casi imposible responder y ofrecer las condiciones básicas: educación, alimentación, vivienda y salud.
Lo mismo ocurre con padres mayores a los 35 años de edad, quienes se agotan con mayor facilidad con la crianza de los hijos y en lugar de ser una figura de autoridad, resultan consentidores y complacientes.
Ambos casos requieren de orientación psicológica y familiar.
Error en la sociedad
La especialista dice tener sus reservas en cuanto a la constitución de hogares homosexuales. Si bien no hay estudios que señalen que hijos criados por homosexuales adoptan las mismas preferencias, resulta determinante destacar que en Venezuela no existe el reconocimiento de la figura homosexual como miembro de la sociedad.
“Estamos en pañales. En Venezuela no hay una cultura que permita apreciar el valor del `ser´ de una persona homosexual, mucho menos de una pareja”, comentó Hernández, quien señaló que de llegar a permitirse la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, será necesario que reciban orientación especializada para asumir tal rol, al igual que las parejas heterosexuales que constantemente cometen errores en la crianza de sus hijos y la constitución de la familia.
La especialista recomienda a los padres:
-No pelear con los hijos. Genera humillaciones, maltrato verbal y físico que ocasionan distanciamiento.
-Cumplir con los deberes de asistencia básica: hogar, alimento, educación, salud y afecto.
-No delegar la crianza de los hijos a los abuelos. Se puede permitir que apoyen en esta.
-Llegar a acuerdos en la crianza coherentes y mantenerlos en el tiempo.
-Equilibrar la autoridad y el afecto en la educación. Sea firme pero tierno.
-No ser amigo o amiga de sus hijos, sino papá y mamá.
No se puede delegar en hijos la autoridad del ausente
Otro error crítico en la constitución de las familias venezolanas es pretender ser madre y padre a la vez, a causa de la ausencia de una de las figuras. Tal reposición es imposible, puesto que existen condiciones psicológicas y sociales que lo impiden. Venezuela es un país con numerosas familias maternofiliales, por lo cual se recomienda solicitar ayuda a los expertos.
Apuntó que la madre es la que debe llevar las riendas del hogar, no el hermano o hermana mayor, ya que esto genera odios y rencores entre ellos.
Para Hernández también es un grave error que los abuelos o tíos intenten ocupar esta figura, puesto que se genera una confusión en los hijos, que en determinado momento no sabrán quién es la voz de la autoridad.
Por ser una sociedad materialista resulta más sencillo para la madre tomar las riendas del hogar.
Pero si ella reconstruye su vida sentimental con una nueva pareja, se les debe presentar a los hijos con mucho cuidado, incluso con guía profesional, a fin de que esa persona no sea una intromisión en la vida de los niños, se gane el respeto de estos y la figura de “padre o madre complementarios”, aun cuando el padre biológico esté presente.No sustituirá al padre o a la madre, pero será figura de apoyo.
