Algunas de sus obras son réplicas de insectos reales, otras toman forma y color gracias a su inmensa capacidad creativa. Usar los recursos naturales es el objetivo principal de esta artista que no sólo se dedicar a crear estas genialidades pues también tiene una línea de ropa elaboradas a partir de materiales “verdes” y 100% ecológicos.
Adrienne Antonson nació en Seattle, Estados Unidos y desde hace décadas se sintió atraída por el tema de la contaminación ambiental. En medio de su interés y, gracias a su pasión por los insectos, decidió fusionar esos dos elementos para crear un concepto tan innovador y extraño, como impresionante y curioso.
Se trata de piezas realizadas con cabellos humanos que en principio obtuvo en peluquerías de su ciudad, sin embargo, comenzó a generar tanto interes aquella idea entre amigos, conocidos y desconocidos que empezó a recibir un sinfín de donaciones. Para sus obras utiliza cabellos de todo tipo, castaños, rubios, teñidos y hasta canas que va dándole forma de manera minuciosa y muy laboriosa.
Para darle sentido a sus ideas, Adrieene sólo necesita algunas horas de tranquilidad, aunque en algunos casos requiere días de trabajo, dado lo delicado y cuidadoso de sus piezas, además de su tradicional cargamento de cabello humano y pegamento.