Los problemas de las diversas comunidades de la ciudad parecen ser siempre los mismos, sin embargo, en el barrio La Cruz, vecinos padecen los males de la desidia desde hace mucho tiempo.
Al norte de la capital larense, justo a lado de la avenida Libertador, a la altura del sector Pata e´ Palo, se encuentra el populoso barrio, donde sus habitantes son cordiales, incluso para hablar de lo que los aqueja.
Jorge Rojas tiene un taller a lado de su residencia, el cual atiende a diario; desde allí, ha visto cómo la comunidad ha crecido en los últimos 25 años, aunque desde hace 7, ha debido soportar que la calle 23 (donde vive) se haya deteriorado, a tal punto que la capa asfáltica sólo se encuentra en algunos sectores de la vía.
“Los políticos llegan hasta arriba (entrada al barrio), no pasan por esta calle para no prometer arreglarla”, indicó Rojas, quien aseguro que, en el pasado, personal de la hidrológica del estado Lara de la antigua administración, realizó la reparación de las tuberías que surten de agua blanca al sector; para ello, rompió el asfalto sin concluir los trabajos de bacheo.
Más al interior de la comunidad, en la carrera 5 del sector, se encuentra un puente que conecta al barrio, allí las condiciones de la vía presenta un problema igualmente grave, producto de los años en los cuales no ha sido pavimentado la zona.
Carros, en ambas direcciones, no pueden esquivar las irregularidades y están obligados a frenar; de esa manera, minimizan el golpe que pudiese redundar en daños a sus vehículos.
Por su parte, vecinos que no quisieron identificarse explicaron que una de las deficiencias que afecta a diario a la comunidad es el servicio de cloacas, “están colapsadas siempre, debemos soportar los olores de las aguas que están en la calle y que se empozan”, explicaron.
No aguantan la inseguridad
Jessica Sánchez, camina por las calles del sector todos los días, vía a la intercomunal Barquisimeto-El Cují, donde espera un taxi que la lleve al centro de la ciudad. En el camino expresó que la zona se ha tornado “sumamente peligrosa”. “Todos en el barrio sabemos que a las 7 de la noche ya no se puede andar en la calle”, dijo Sánchez.
A su vez, Jessica explicó que los olores de la comunidad son “muy fuertes”. “Hay olores que se desprenden de algunas cloacas desbordadas, sin embargo, los olores nauseabundos salen de los bucos y quebrada que atraviesan al sector”, explicó la vecina del sector.
Vecinos no ayudan En los bucos embaulados de la comunidad, habitantes de la zona, inescrupulosamente arrojan desechos sólidos al cauce de las aguas de drenaje, los cuales obstruyen el paso del flujo y ayudan al problema de contaminación y mal olor que se respira en el sector.
“Muchas personas no ayudan, lanzan la basura sin pensar en los daños que ocasiona esa contaminación”, dijo Jessica Sánchez.
Vecinos, incluyendo Sánchez, hacen un llamado a la alcaldía de Iribarren para que realice la limpieza de estos espacios.
Fotos: Ángel Zambrano