La población de Venezuela supera los 30 millones de habitantes, de los cuales siete millones poseen cuenta en Twitter.
El sociólogo Rafael Uzcátegui, coordinador de monitoreo, investigación y difusión del Programa Venezolano de Educación-Acción de Derechos Humanos (Provea), sostiene que el avance de la hegemonía comunicacional del Estado causó que los ciudadanos migraran a las redes sociales intensivamente para reportar, denunciar y establecer canales de cooperación.
Los medios de comunicación tradicionales fueron desplazados ante el bloqueo informativo impuesto por el Estado mediante leyes, decretos o sanciones.
La ola de protestas que se desató el 12 de febrero acentuó el tráfico de usuarios en esas páginas.
“La gente se ha hecho responsable del ejercicio de la comunicación y responde a una necesidad de expresarse, ya no dispone de los medios tradicionales y mientras no exista una comunicación que responda a las diferentes perspectivas, seguirá el uso intensivo de las redes”, plantea.
Es cotidiano que los contenidos más populares en Twitter, por ejemplo, estén relacionados con asuntos políticos. Aunque las etiquetas de humor también ocupan un lugar importante.
La politóloga Karelia Espinoza, directora de Barquisimóvil y bloguera, explica que para posicionar una etiqueta, o palabra clave, en la página hace falta que 3.500 cuentas mencionen el mismo tema, simultánemente.
El cerco a la radio y televisión, además de las limitaciones a la prensa escrita por falta de papel, puso a Twitter en un lugar privilegiado a la hora de reportar los episodios de protestas en diferentes estados. Ese trabajo de colaboración instantánea permitió que las Organizaciones No Gubernamentales utilizaran la aplicación como un monitor de conflictos.
Provea, Espacio Público, el Foro Penal Venezolano, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social en Venezuela, entre otras instituciones, analizaron la crisis a partir de las publicaciones instántaneas con 140 carácteres de extensión.
“Gracias a las redes conocimos que 800 mil personas se movilizaron en 16 estados del país del 12 de febrero al 30 de marzo. En principio nos sirvieron para comprender lo que pasaba y luego para detectar las violaciones a derechos humanos. Así comenzamos a establecer patrones de violación, como por ejemplo la actuación de grupos paramilitares.También pudimos recoger las denuncias concretas y contactar a las víctimas para que ofrecieran su testimonio”, cuenta el sociólogo y miembro de Provea.
A juicio de Uzcátegui, el conflicto en Venezuela no se desarrolla únicamente en la calle. Se basa en la creación de imágenes o videos virales sobre las marchas estudiantiles o casos de represión perpetrada por la Guardia Nacional Bolivariana.
En consecuencia, asevera, el Gobierno tuvo que responder a estas denuncias con otra forma de bloqueos. La conexión a Internet es más lenta y algunos enlaces están inhabilitados para censurar el descontento de la población.
“Seguirán existiendo mecanismos coercitivos para que se haga invisible la violación”, advierte.
Un vistazo a las cuentas de venezolanos en la página del pájaro azul pone en evidencia los altos índices de polarización en el país. El Estado se vale del pensamiento único pero la oposición es más dinámica, sostiene Uzcátegui.
La maquinaria del Gobierno en redes sociales está consolidada y posiciona etiquetas en tiempo récord a través del movimiento oficialista Tuiteros y Tuiteras Organizados para la Patria, mejor conocido como Tropa.
La Tropa, diariamente, genera hashtags a favor del presidente Nicolás Maduro y su gestión. Las personas deben inscribirse previamente en un sitio web y automáticamente recibirán mensajes de texto con las instrucciones del contenido.
Aunque miembros del PSUV en Lara han descartado que el Estado envíe mensajes de texto a la Tropa con las etiquetas del día, un equipo reporteril del diario verificó que efectivamente utilizan un servicio de mensajería para ser tendencia en Twitter. Se trata de una operación costosa.
“El mensaje de texto del Gobierno es válido; la oposición no está tan organizada porque hay muchos grupos y partidos (…) La estrategia del chavismo es mucho más eficiente porque están bajo una sola línea”, aduce.
En cambio, opina Uzcátegui, la oposición no actúa en las redes como un bloque. Más bien comparte información de manera flexible.
“El Gobierno respondió de manera tardía a esa dinámica de redes, es el único centro desde el cual se emiten los mensajes, es un uso tradicional de las redes. El uso que le da la oposición es descentralizado y cooperativo”.
Políticos llegaron tarde a Twitter
Según la politóloga Karelia Espinoza, los líderes políticos del país se incorporaron tarde a las redes sociales y, en lugar de promover su gestión pública, quedaron estancados en simples campañas.
“Los políticos no pasaron por el ciberactivismo (que trata de la movilización de ideas a la vida real). Usan la red social como megáfono. Dicen “únete a mi red”, “inscríbete en mi página”, pero no recogen acciones. Se creen estrellas de rock”, opina.
El denominador común no está ajeno a ese contexto. La bloguera señala que pocos usuarios ejercen el ciberactivismo, el resto de los argumentos queda en etiquetas artificiales y no trascienden.
Considera que a veces escasea el sentido común en los tuits de figuras públicas. Citó a Kiara, Susej Vera y Hany Kauam, blancos de dimes y diretes que, añade, no deberían filtrarse tan abiertamente.
Según especialistas, los políticos de Venezuela se incorporaron tarde a las redes sociales.
El Gobierno dispone de una maquinaria consolidada para ser viral en esas plataformas. Pero la oposición tiene un comportamiento más dinámico y descentralizado