El papa Francisco cumplió este Jueves Santo con el ritual del lavado de pies a doce discapacitados, entre ellos un libio musulmán, en una ceremonia celebrada en una iglesia de un barrio periférico de Roma.
El pontífice, que tuvo muchas dificultades para arrodillarse y levantarse del cojín blanco en el que se apoyaba, vertió agua, secó y luego besó los pies de cada uno de los doce escogidos.
Francisco, que en ocasiones parecía agotado, fue ayudado siempre por dos asistentes, entre ellos el encargado de las ceremonias, monseñor Guido Marini.
“La herencia que Jesús nos dejó es la de ser servidores, unos a los otros”, dijo Francisco al iniciar la ceremonia, que estuvo acompañada por cantos simples en italiano.
“Lavar los pies es un gesto simbólico, porque eran los esclavos, los siervos, los encargados de lavar los pies a los invitados, porque en esa época las carreteras eran de tierra y cuando se llegaba a una casa era necesario lavarse los pies”, explicó.
Doce discapacitados
Los doce discapacitados, de distinta edad y nacionalidad, de entre 16 a 86 años, sufren de enfermedades degenerativas, patologías que los inmovilizan o problemas ortopédicos, oncológicos o neurológicos.
Entre ellos figura un inmigrante africano que quedó paralítico el año pasado tras lanzarse durante las vacaciones para un baño de mar, una señora de 51 años que a los dos años sufrió encefalitis, un anciano que no se puede mover por un accidente de automóvil y un retrasado mental.
Varios de ellos residen en el centro religioso debido a sus condiciones de salud.
La ceremonia del Jueves Santo conmemora la última cena de Jesús con los doce apóstoles antes de ser arrestado y condenado a muerte.
El rito se llevó a cabo en la moderna iglesia de la “Fondazione Don Carlo Gnocchi – Centro Santa Maria della Provvidenza”, en el barrio de Casalotti-Boccea, en las afueras de Roma.
El año pasado, el papa argentino lavó los pies a un grupo de jóvenes detenidos, entre ellos dos chicas, en la cárcel para menores de Roma de “Casal del Marmo”, en una inédita ceremonia de Jueves Santo.
Cuando el papa era el cardenal Jorge Bergoglio solía celebrar la misa del Jueves Santo con el lavatorio de pies en cárceles, hospitales, residencias para ancianos u hospicios para pobres.
Vía Crucis en el Coliseo
Las celebraciones de Semana Santa continuarán el viernes con el tradicional Vía Crucis que conmemora el calvario de Cristo antes de la crucifixión, que este año será dedicado a los sufrimientos que aquejan al mundo moderno: mafia, guerra, droga.
El papa argentino, que por segundo año presidirá el sugestivo Vía Crucis alrededor del imponente monumento, en que según la leyenda perdieron la vida miles de los primeros cristianos, este año pidió al obispo italiano de Campobasso, Giancarlo Bregantini, conocido por sus batallas contra la mafia, escribir las meditaciones que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo.
El Vía Crucis, en el que participan miles de creyentes y religiosos, será transmitido en directo por la televisión pública italiana a numerosos países.
El sábado, el papa presidirá la vigilia pascual en la basílica del Vaticano y el domingo culminará las celebraciones de Semana Santa con la misa de Resurrección y el mensaje “Urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo.