El caraqueño Roberto Koch desde los seis años comenzó su formación musical con la flauta dulce, el violín, el piano y, posteriormente, a los 18 años, con el contrabajo, instrumento que le ha acompañado al compartir escenario con grandes del jazz y las nuevas tendencias musicales, como Gerry Weil, Pablo Gil, Aquiles Báez y otros más.
Su formación dentro de la música académica incluye el Conservatorio Nacional de Música Juan José Landaeta y en la Escuela de Música Lino Gallardo, estudiando contrabajo con los maestros Telésforo Naranjo y Pedro Mauricio González, para obtener con este último, su título de “Profesor ejecutante del Contrabajo” en el 2004.
Su interés por abarcar diferentes géneros musicales parte de su formación como antropólogo en la Universidad Central de Venezuela, donde actualmente realiza una investigación sobre la música colonial en Venezuela.
Considera que el público venezolano está abierto a las nuevas tendencias nacionales: «En Barquisimeto realizan un festival que siempre cuenta con lo mejor del talento venezolano y tiene el apoyo del público y medios de comunicación».
-¿Algún día pensó que iba a ser músico?
-La verdad no. Comencé a estudiar música por pura casualidad. A los 5 años iba con mi madre y mi abuela a una tienda de música porque ellas debían comprar las cuerdas para un cuatro de mi hermana mayor. Al entrar vi varios instrumentos musicales con los que quería «jugar». A los seis años me inscribieron en una escuela de música especializada en niños, donde afortunadamente aprendí «jugando» a ser músico y a querer la música. Allí estudié violín, piano, flauta dulce, teoría y solfeo. Luego estudié en un conservatorio, donde, a los 18 años, cambié el violín por el contrabajo. Finalmente me gradué de contrabajista, aunque no dejo de estudiarlo porque uno nunca termina de estudiar.
-¿Considera que el jazz y las nuevas tendencias crecieron en este período en el país?
-Yo pienso que sí crecieron. Cada vez existen más músicos en Venezuela que conocen diferentes lenguajes y lo más natural es usarlos y mezclar todo. Somos un pueblo producto del mestizaje y la música no escapa a este proceso.
-A nivel mundial, ¿dónde ha crecido verdaderamente el jazz en las últimas décadas?
-En mi opinión, el jazz es un producto de las grandes ciudades. Del jazz se aprenden muchas cosas, pero también el jazz toma muchas cosas de todas las culturas donde es posible este cruce. En la medida en que la globalización llegue con más facilidad a todos los lugares y no existan barreras económicas ni tecnológicas para que cualquier persona tenga acceso a otras corrientes musicales mundiales, quizás este proceso deje de ser citadino. Pero en la actualidad, es en las ciudades donde se producen los encuentros entre las diferentes culturas de un mismo país o las que provienen de otras naciones, y así se producen los encuentros (o desencuentros), los experimentos de mezclar cosas (no siempre exitosos) y es allí donde surgen nuevas tendencias musicales.
-¿La mentalidad influye en esa apertura?
-Existen ciudades más cosmopolitas que otras y también sociedades más abiertas a experimentar, así como también urbes satélites de estos procesos y razones de mercado que hacen que un producto cultural esté más disponible que otro en el mundo.
-¿Fusionar por fusionar distorsiona los géneros musicales?
-Pienso que no. No debería existir en el arte, y en la música, ningún tipo de censura para experimentar, fusionar, mezclar, o como se le quiera llamar. De estos encuentros surgen nuevos lenguajes que responden a nuevas realidades del ser humano. Sin embargo, por respeto a las tradiciones que nos han llegado desde el pasado, con todo un rico pasado cultural y musical (producto a su vez de otras mezclas anteriores, ya que no existe música, ni raza o cultura pura), es conveniente que el artista conozca y aprenda tales lenguajes, códigos y prácticas y se enriquezca durante este proceso. Lo que haga después con eso será obra de su creatividad e inquietud estética (si la tiene), y responderá a sus necesidades y a las de la sociedad donde vive.
-¿Tiene previsto materializar un proyecto discográfico en el futuro?
-Por el momento no. Me estoy preparando para ser padre y para emigrar el año que viene a Nueva York con mi familia, por lo que todos mis esfuerzos están en esta dirección. Sin embargo, tengo ideas para hacer un disco que seguramente grabaré en Venezuela, así esté viviendo en el extranjero. No pienso desvincularme de mi país que me ha dado toda mi experiencia y formación.
-¿Cuál ha sido el mejor momento de su carrera?
-El que vendrá en el futuro. He tenido la dicha de participar en grandes proyectos en mi país, pero también he tocado con excelentes músicos extranjeros. También he viajado mucho y todo esto me ha enriquecido. Pero tengo grandes expectativas por lo que viene en el futuro y pienso que siempre será mejor cada vez.
-¿Qué es la música para Roberto Koch?
-La música es mi vida. Es mi felicidad y es la que me ha dado la posibilidad de viajar y conocer muchos lugares interesantes. Le debo y me debo a ella.
-¿Qué recomienda a los futuros músicos?
-Que luchen y trabajen en lo que crean y seguramente lograrán sus metas, ya que no hay mejor trabajo que el escogido porque le gusta. Los que escojan a la música como su camino, sepan que no es la excepción y esto lo he comprobado cada día que ejerzo esta noble profesión, que es arte y ciencia al mismo tiempo, y un trabajo tan digno y respetable como cualquier otro.
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