El Padre Olegario era un sacerdote muy folklórico, jocoso y echador de varillas, allá en su Cabimas natal. Le tocó dirigirle la homilía a un curita recién ordenado, que se estrenaba en su primera misa.
-Mira mi hijito, te vais a aprender bien el pasaje bíblico de Lázaro, el resucitado, eso si pone cuidado no vayáis a meter la pata. .- Si Padre Olegario, va a ser difícil, porque estoy muy nervioso, le contestó el curita…- Tomate dos traguitos de vino para que te calméis, yo estaré detrás del púlpito pa corregirte. Comenzó el sermón de ésta manera.- Queridos feligreses, el pasaje bíblico que le voy a comentar es el del pobre Lázaro, amigo de chuíto, que tenía muerto tres días, y ya hedía más que burro atropellado en carretera. Llegó el maestro, y mandó a quitar la guaratara del sepulcro. .- ¡Vértale! le gritaron Martica y María, las hermanas del difunto, ¡que molleja de hedentina!- Tranquilos, dijo con fuerza chu: ¡Lázaro, levántate y anda! Y todos se quedaron maravillaos del milagro, Lázaro se levantó y ando. De inmediato el cura Olegario le corrige el pelón: .- Anduvo, tonto, a lo que el curita todo sonrosado, contestó: .- Si anduvo medio tonto un rato, pero más luego se acomodó. Los maracuchos, que no les escapa una, ayer le gritaban a la caravana presidencial, ¡Làraro, Lázaro, viví Lázaro, pa’ que veáis la paliza que te vamos a dar.
He tomado como referencia el artículo de Carolina Jaime Branger: “Y si no estuviera enfermo”, para comentar sobre la enfermedad de nuestro mandatario, que cada día despierta los sentidos del ciudadano de a pie: ¿si esto no será más que un cuento chino? Y el presi, como es su costumbre, nos tiene a todos vulgarmente, como se dice “cobeaos”. Porque mirá, me dice mi tía Hermenegilda, de 93 años, maracucha rajá, a mi marido le diagnosticaron un sarcoma de partes blandas, y a los seis meses estaba pelando cacho, Dios me lo tenga en la gloria, y se le hizo de todo, vos sabéis en el hospital Coromoto, que antes de este desgobierno si era un tronco de hospital.
Pero a este individuo lo veo cada día más rozagante, feo, eso si no se lo quita nadie, bufón, altanero, grosero, maleducado, al abrir la boca le salen todas las alcantarillas de la ciudad, naditica constructivo. Que mollejúo el discursito. Un picao e’ culebra cualquiera. Un enfermo de algo tan grave, estuviera en otro tono, más conciliador, sabiendo que tiene los días contados. No mijito, a mí que no me vengan con ese cuentico del milagrito en la Grita, o el de la pobre Coromotico, que hasta de rojo rojito la han tildado. Y decime vos quién va a pagar toda la cuentecita de los millones de petrodólares que y que han costado el tratamiento oncológico, más los viajecitos de toda la familia y demás jalamecates. Esta es una estafa amañada por donde lo querais coger. A mí que no me vengan con cuentos. Esto es motivo de enjuiciamiento. Después del 7 de octubre es cuando se van a destapar todas las cañerías. Y a buscar paraguas y cauchos a montón, que lo que va a caer no es precisamente lluvia del cielo. Lázaro, te esperamos el 7-O.