Desde las 2:00 de la tarde hasta las 7:00 de la noche se escenificó una batalla entre estudiantes y efectivos militares en las inmediaciones de la intersección de la avenida Venezuela con Morán.
Los hechos dejaron como registro daños en el patrimonio público y molestia por parte de los habitantes de la zona, quienes denunciaron la alta concentración de gases lacrimógenos.
EL IMPULSO recorrió la zona donde se suscitó el hecho y pulsó la opinión de vecinos y dueños de comercios.
Antonio Daza, relató las incidencias ocurridas en las cercanías de su casa, ubicada en la calle 8 con carrera 25.
“Después del mediodía se escucharon una gran cantidad de detonaciones, a las que posteriormente se sumaron los gases tóxicos. En consecuencia tuve que resguardarme en casa, pero la gran cantidad de gas que había en el aire nos obligó a sacar de la casa a mis dos nietos (4 y 5 años) y llevarlos al hogar de otro familiar”.
Continuó explicando que sufrió los síntomas habituales de la exhalación del gas, tales como ardor en los ojos y picazón en la garganta. Por tanto condenó la represión de la Guardia Nacional Bolivariana, la cual consideró de desmedida y desproporcionada.
“A pesar de estar en una zona residencial, los militares no tuvieron consideración en sus actos represivos, me parece que lo hacen de forma desmedida y desproporcionada en contra de estudiantes que luchan por una causa justa”.
Asimismo, Mayra Gómez, trabajadora de una empresa de salud ubicada en la zona, denunció que efectivos castrenses lanzaron bombas lacrimógenas en contra de la edificación donde labora, debido a que allí se atendían dos estudiantes heridos.
Por otra parte, Oriana Quiroga, trabajadora de un preescolar cercano a los sucesos, declaró que “tuvimos que sacar inmediatamente a los niños, gracias a Dios lo hicimos, pero las cuidadoras nos quedamos dentro porque no pudimos salir. Permanecimos unas cuatro horas en el suelo”, relató.
Víctimas presentan denuncias
Keyla Josefina Brito se presentó en horas de la tarde en la sede del Ministerio Público a objeto de denunciar que, ella junto a su hija de 17 años de edad, fueron víctimas de abusos y torturas por parte de efectivos de la Guardia Nacional, quienes las detuvieron a pesar de que no participaron en las protestas.
Según el testimonio de las víctimas, militares femeninas con presunto acento cubano les cayeron a patadas, les cortaron el cabello y las amenazaron verbalmente mientras permanecían recluidas en el destacamento 47 de la Guardia Nacional.
Las ciudadanas detenidas fueron liberadas horas después, puesto que no existían elementos jurídicos para su presentación. Las víctimas recibieron apoyo y asesoría legal del Foro Penal en el estado Lara al consignar su denuncia.