El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) emitió este miércoles un segundo informe que ahonda en las violaciones de derechos fundamentales cometidas contra personas aprehendidas en el marco de las manifestaciones estudiantiles que se registran en el país desde hace un mes.
A través de entrevistas a profundidad, realizadas por activistas y abogados, a 30 víctimas que alegaron tortura o tratos crueles (en Caracas y Altos Mirandinos), la ONG verificó que los relatos «ponen en evidencia ciertos patrones preocupantes» en el uso excesivo de la fuerza física por parte de los organismos de seguridad del Estado.
La práctica del «ruleteo» de detenidos por varios centros de detención fue un factor que incomunicó a familiares y abogados por 24 y hasta 48 horas, además promovió la comisión de agresiones físicas.
La mayoría de las personas entrevistadas pudieron tener contacto con familiares y abogados apenas pocos minutos antes de la audiencia de presentación, «con lo que se ha violado el derecho a la defensa y facilitado prácticas contrarias a la prevención de la tortura».
Torturas y tratos crueles
La ONG dejó clara la definición de tortura aceptada internacionalmente y por el ordenamiento jurídico nacional, como la que estipula la Convención contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas que ratificó Venezuela en 1991.
“…Todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.
A partir de esta definición, los distintos testimonios procesados por la ong permiten inferir que casi todos los cuerpos de seguridad violaron el protocolo internacional, siendo los más abusivos la Guardia Nacional y el CICPC.
«Las alegaciones de torturas y malos tratos se produjeron en diversos centros de detención y muchos de los detenidos fueron víctimas de abusos en más de un centro de detención e incluso durante los traslados», arroja la investigación. En cuanto a las formas, los métodos fueron diversos, pero «el tipo de maltrato físico mayormente reportado fue golpes con puños y patadas, estas últimas, con frecuencia, con bota militar que suele tener una punta reforzada», indicó la ong. Igualmente, «se registraron también golpes con las cachas de armas cortas o culatazos con arma larga, en ocasiones, de manera repetida».