Tras la represión de la cual fueron víctima las internas de la antigua cárcel de Uribana el martes pasado, siete de ellas se encuentran aisladas, por un castigo de 30 días.
Así lo confirmaron familiares de las féminas, que este domingo visitaron EL IMPULSO para presentar evidencias de las agresiones recibidas.
En la visita de este domingo, los padres de las afectadas pudieron recolectar algunas cartas, muestras del cabello que les han cortado y perdigones con los cuales denuncian haber sido atacadas.
Para evitar represalias, los familiares decidieron resguardar sus identidades. Dijeron que las reclusas no ingieren alimentos, no toman agua y tampoco reciben atención médica.
“Nos informaron que están golpeadas, tienen hematomas porque les pegaron con tubos”, dijo la madre de una de las jóvenes que no pudieron ver a sus familiares, aun cuando la mayoría viajó desde otras ciudades del país a encontrarse con sus hijas.
Incomunicadas
Denunciaron que el día miércoles, luego de que se conociera la agresión a través de los medios de comunicación, arremetieron nuevamente contra toda la población femenina del penal y les decomisaron los teléfonos celulares, que hasta ahora no han sido devueltos.
“Pedimos que cese el maltrato y nos dejen ver a nuestras hijas. Nosotras somos madres y nunca las maltratamos”, dijeron, recordando además que las afectadas son procesadas, no sentenciadas con delitos comprobados.
Trato inhumano
Las reclusas del penal enviaron una carta, donde aseguran que desde la creación del Ministerio de Servicios Penitenciarios, albergaron las esperanzas de un mejor trato.
En el texto denuncian que no se puede hablar de humanización, cuando no reciben atención médica, ni comida en buen estado. Además destacan que no existe espacio para su educación ni recreación.