La existencia de movimientos de protesta en Brasil, Egipto, Francia, Chile y en diversos países, no responde directa ni exactamente a las decisiones de los partidos políticos, afirma Eduardo Semtei, exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral y analista político.
En los últimos años -del 2010 en adelante con el surgimiento en España de los “indignados” – se ha evidenciado que los movimientos políticos de masa no responden a direcciones de partidos políticos conocidos. Son elementos de la sociedad que explotan ante situaciones que afectan a todos.
Las manifestaciones estudiantiles que se han venido presentando desde el 12 de febrero, Día de la Juventud, son parte de la lucha de los sindicatos, de las amas de casa y en general de la gente. Estas expresiones de protesta tienen sus raices más profundas, obviamente, en la crisis económica y social.
En lo que respecta a la situación económica se ha tornado muy grave por la inflación galopante. El propio Banco Central de Venezuela ha informado que en enero el crecimiento inflacionario fue del 3,3 por ciento, y en febrero tuvo un aumento del 5 por ciento. Por lo que el 2013 cerró con más de 56 por ciento.
Además de la inflación, la población ha venido sufriendo los rigores del desabastecimiento. A esos dos factores se agrega como componente del coctel explosivo, el problema de la inseguridad.
Así que la existencia de esos movimientos estudiantiles, sindicales o indignados son nuevas formas de expresión y de participación del pueblo, de los oprimidos, de las masas, frente al descontento que se expresa por esa vía.
La Mesa de la Unidad Democrática ha tenido un papel responsable llamando al diálogo y al restablecimiento de la paz, pero sin desconocer el hecho de que hay una represión brutal, abusos contra los derechos humanos y la situación delicada de que el Gobierno no quiere sentarse a conversar.
El Ejecutivo nacional inventa unas fórmulas como de conversaciones de paz, pero no da ninguna señal de que está dispuesto a dialogar. No suelta a los muchachos que han puesto preso, continúa su ola represiva, no le da libertad al comisario Iván Simonovis, no quiere regularizar los poderes públicos, no nombra al nuevo contralor, no toma decisiones que permitan aliviar la crisis política que ha surgido como consecuencia de la crisis económica y la social.
Para Semtei, la MUD tiene que acompañar a la gente y a los estudiantes. Tiene que hacerse eco de las peticiones que está haciendo el movimiento estudiantil. Y, lógicamente, pedirle al Gobierno que se muestre dispuesto a dialogar y a negociar.