El año transcurrido, luego de la muerte de Hugo Chávez, ha estado signado por una profundización de la crisis venezolana, en particular en los aspectos económico y social, según la apreciación del doctor Rafael Simón Jiménez, exparlamentario, historiador y analista político.
La manera como se producen las sucesiones cuando un caudillo omnipotente, muere, deja un inmenso vacío.
El caudillo como se cree eterno, no se preocupa por formar equipos de Gobierno, tampoco de preparar sucesores, y cuando se encuentra, como pasó en un momento determinado el hoy difunto presidente Chávez frente a la eventualidad de su desaparición física, tiene que acudir a lo primero que tenga a la mano.
En este caso, el 8 de diciembre del 2013, cuando Chávez nombró sucesor a Nicolás Maduro, demostró un profundo desprecio por las reglas democráticas, incluyendo las que involucra a sus propios compañeros de partido.
En cualquier partido que tenga otro ideario, plural, respetuoso, esa sucesión ha debido ser producto de una decisión colectiva. Chávez simplemente dijo: mi deseo es que Maduro sea el Presidente. Y su deseo se cumplió en términos de que el chavismo terminó aceptando aquello.
En el año transcurrido desde la desaparición de Chávez es que Maduro se ha visto desbordado por una crisis, por supuesto, heredada
El tema no es como algunos quieran verlo, de si Chávez era mejor o peor. Maduro heredó una situación económica angustiosa y una situación social explosiva, como consecuencia del deterioro económico. Y la carencia de autoridad propia lo ha obligado a tener que gobernar repartiendo parcelas de poder.
Las comparte con Diosdado Cabello, Elías Jaua, Rafael Martínez y la cúpula militar. Es un gobierno colegiado de estas cúpulas incrustradas en el chavismo y el hecho de gobernar así difiere las soluciones para enfrentar la crisis.
El Estado tiene mayor dominio sobre la economía
Es difícil diferenciar una gestión nueva, la de Maduro, que esté en contradicción con la anterior, la de Chávez, de acuerdo con el doctor Orlando Zamora, asesor financiero y exfuncionario del Banco Central de Venezuela.
Lo que se ha observado es la voluntad de darle continuidad a las viejas políticas.
Por vez primera tenemos períodos presidenciales donde hay una identidad. Eso se debe a que en el fondo lo que está planteado es un esquema centralizado de poder, donde el Estado tenga mayor dominio de los medios de producción.
La crisis que se ha agudizado en el año 2013-2014 no fue originada en ese período, sino que es la resultante de las decisiones tomadas en los años anteriores. Esta debacle del modelo, que es la contradicción de tener recursos pero que ello no se corresponde con producción, mejoras de vida de la población, se vienen acentuando desde el año 2011. La crisis fue gestada previamente. ¿Cuáles han sido las decisiones políticas adoptadas? De manera fundamental, mantener las políticas de Chávez, esto es, que el Estado, a través del gasto público, orienta la economía.
El Estado centraliza las divisas. Se estima que de los 800 mil millones de dólares que han ingresado al país, Pdvsa, a su libre albedrío, decidió el destino de por lo menos 400 mil millones. Pdvsa, en lugar de estimular a sectores emprendedores con estos flujos cambiarios, por el contrario los administró a su discrecionalidad en el entendido de que podría conducir parte importantísima de la economía, creando empresas que no generan dividendos.
