La naturaleza de esta confrontación que estamos viendo es muy clara. Se trata de un gobierno decidido a defender su gestión a como dé lugar, utilizando mecanismos totalmente distorsionados y aberrantes, como los grupos paramilitares, lo más parecido al fascismo italiano y a las SS de Hitler, expuso el Dr. Américo Martín, escritor y analista político, al ser entrevistado por EL IMPULSO
Según uno de los dirigentes del gobierno, esos grupos representan el eje de la revolución y definen de lo que se trata: un gobierno represivo, que no tolera disidencia alguna y que está dispuesto a aplastar a sangre y fuego la disidencia cuando ésta toma cuerpo.
Del otro lado persiste, bajo la dirección de los estudiantes, ejercer una disidencia democrática, sin armas, sin grupos paramilitares, sin llamados a la violencia y a la insurrección popular.
Es una pelea de la razón desarmada con la sinrazón armada, manifestó. Por supuesto, esto es lo que ha traído la sangre que se vierte en un solo lado.
Nicolás Maduro acaba de declarar que en Estados Unidos creen que aquí nos estamos matando, comentó. En realidad, es su gobierno y sus grupos los que están matando a estudiantes y disidentes. Esto ha generado algo inesperado: una solidaridad sin precedentes de todos los sectores, más allá de ideologías; y de todos los estamentos sociales en el mundo entero con los estudiantes venezolanos.
Esto es una novedad que al mismo tiempo enseña algo. Y es que el manejo más diestro de las redes sociales ha permitido a los estudiantes, disidentes y al pueblo, mantener la comunicación mientras el cuadro de represión a los medios y periodistas se ha acentuado gravemente en Venezuela, con la intención de quitarle voz a la lucha democrática. Se ha podido llegar a los más remotos lugares del mundo.
En relación a las declaraciones del gobernador Vielma Mora, del Táchira, quien se ha pronunciado por la libertad de Leopoldo López e Iván Simonovis, Martín dijo que esta es de las figuras más representativas del chavismo. Maduro no tiene ningún pasado vinculado a lo que era Chávez. No estuvo en el golpe del 4 de febrero del 92, tampoco en el juramento del Samán de Güere. Es un síntoma de una división de un hecho muy concreto.
El mandatario regional expresa un rechazo a la militarización, a la represión brutal y sin límites que se ha ejercido sobre el pueblo tachirense. Al mismo tiempo, contra la persecución y mantenimiento de presos políticos en lugar de dar muestras de diálogo, y no tratar de utilizarlo para calmar la presión internacional.
