«En el actual momento de efervescencia que vive el país, producto del enorme descontento de la población y los airados discursos provenientes principalmente de altos voceros del Gobierno, cualquier acción puede generar una reacción de iguales o mayores proporciones».
De esta manera, describe el politólogo Doriam González el clima de conflictividad que prevalece en Venezuela durante las últimas jornadas, caracterizadas por protestas callejeras, represión y enfrentamientos entre manifestantes, la fuerza pública y presuntos grupos armados afectos al oficialismo.
Para González, la crisis política tiene su origen en temas sociales y económicos «que el Gobierno no ha podido resolver producto de su propia deficiencia. La corrupción es la madre de todos los problemas que padecemos los venezolanos, aunado a un discurso violento que exacerba los ánimos en la población».
«En medio de este cuadro, tenemos una convocatoria a la protesta cívica, pacífica y democrática por parte de factores de oposición. Entonces, cuando el ciudadano sale a la calle a expresar su justo clamor y se encuentra con que el Gobierno envía a sus fuerzas represivas y a grupos civiles a sofocar las manifestaciones, naturalmente caemos en un escenario de confrontación violenta», precisó.
El politólogo destacó que, pese a que desde ambas dirigencias en disputa el discurso hacia las bases es «en teoría» un llamado a defender sus posturas en paz, «el Gobierno ha sido sumamente hipócrita cuando llama al diálogo tras 14 años de discurso ofensivo, y de fomentar células de adoctrinamiento y formación militar utilizando incluso las empresas estatizadas».
“En las propias alocuciones que realiza el presidente Nicolás Maduro con el propósito de probar agresiones por parte de opositores, donde incluso enseñan fotos de bienes violentados, hasta ahora no hay una gráfica que muestre a un manifestante opositor con un arma en la mano. De lo que sí hay cualquier cantidad de pruebas es de la represión brutal y la intervención de grupos al margen de la ley”.
González sostiene que la solución a la crisis radica en el diálogo sincero y amplio entre las partes involucradas en el conflicto. Consultado acerca de cuál facción debería dar el primer paso, indicó que “no se trata de que uno u otro dé el brazo a torcer, sino de apostar a la sinceridad de ambos”.
No obstante, apuntó que “no creo que el diálogo que está ofreciendo el Gobierno en este momento sea sincero y esté planteado en las condiciones correctas, y no lo será mientras por un lado mueve todo un aparataje mediático para llamar a la paz, pero por debajo de la mesa envía a sus cuerpos represivos a arremeter contra manifestantes pacíficos”.
