Nuestra Campana del 20 de marzo de 2011, es decir, hace un año y cuatro meses, se tituló Hablemos de un tema tabú. Allí nos apresuramos a hacer una serie de consideraciones sobre las garantías electorales, de cara a la escogencia del Presidente, cuando este proceso no tenía fecha, ni se sabía quién habría de competir con el candidato perpetuo.
Decíamos, entonces, que se trataba de un tema tabú, porque la idea generalizada, en el mundo de la oposición, era la de que no convenía hablar de eso, puesto que especular sobre la posibilidad de un fraude genera incertidumbre entre los electores, fomenta la abstención. «Pero, ni modo. Creemos preciso, es más, urgente, y fundamental, tocarlo, ahora. Incorporarlo al debate. Total, no será la primera ni la última vez que los periodistas hacemos las veces de abogados del Diablo», decíamos entonces.
Sobre la base de lo ocurrido en las elecciones parlamentarias, cuando con más votos la oposición obtuvo menos diputados, dejamos constancia de nuestro reparo. Instamos a «mover cielo y tierra» en defensa de los tres principios, universalmente aceptados (figuran en tratados y pactos internacionales), que deben regir el derecho al sufragio, para que tal ejercicio pueda considerarse democrático, decente: El principio de imparcialidad. El principio de transparencia. Y el principio de confianza.
Y protestamos: «¿Qué maldito complejo nos obliga a tolerar tamaña ilegalidad, con el rabo entre las piernas, y prestos para aceptar cuanta barbaridad sea declarada desde el poder? ¿Debemos permitir, en silencio, que sigan ausentes las garantías electorales, con el insólito argumento de que así los votantes no dejan de acudir a las urnas? ¿Cuánto vale un votante, cuando el voto apenas vale? ¿No es, acaso, la institucionalización de una escandalosa inmoralidad?»
Lo que tenemos ahora es que el CNE se ha visto presionado, por un lado, por el Gobierno, interesado en que la alianza democrática firme un reconocimiento anticipado al desempeño del árbitro electoral; y, por el otro, por la petición expresa del Comando Venezuela, en el sentido de que se suscriba un Acuerdo de Equilibrio y Justicia Electoral, de seis puntos.
Está bien, el primer punto implica el compromiso de aceptar los resultados, pero advierte que esos resultados deben ser «producto de un proceso electoral transparente, que recoja la voluntad de los electores». El punto 2 establece algo elemental: que el candidato-presidente se comprometa a no usar, hasta el 8 de octubre de 2012, cadenas de radio y televisión para promoverse, salvo que se presente una situación verdaderamente excepcional que amerite dirigirse a la Nación.
El punto 3 prescribe que «no se utilizarán fondos públicos en la campaña electoral, ni se hará propaganda encubierta bajo formato de micros informativos de obligatoria difusión». Además: «4. No se utilizarán sitios oficiales, físicos o digitales, para hacer propaganda electoral; 5. Se respetarán las normas del Reglamento de Procesos Electorales en materia de Propaganda y las decisiones que dicte el árbitro al respecto; 6. Comprometerse a facilitar las condiciones necesarias para que los candidatos transiten libremente por el territorio nacional, llevando sus consignas y mensajes políticos en paz, con tranquilidad y sin violencia».
¿Hay algo del otro mundo en esos tópicos? No. De ninguna manera. Pudiera decirse que se trata de condiciones elementales. El CNE, apuntábamos, tenía por un lado la presión del Gobierno y por la otra la exigencia de la alianza democrática. Y, ¿hacia dónde se inclinó? La propuesta de tres puntos de Tibisay Lucena, el jueves, no sólo fue «pírrica, incompleta», como adujo el rector Vicente Díaz. Dejó en claro que el árbitro no será imparcial, a menos que los partidos de oposición, y la opinión pública, en forma organizada y compacta, se muestren dispuestos a ejercer sus derechos, sin vacilación, sin hacer ningún tipo de concesiones. Sin ceder al chantaje.
¿Qué es eso de invocar el artículo 293 de la Constitución Bolivariana, y citar solamente el numeral 5, que se refiere a las atribuciones del órgano electoral? ¿Por qué le pasa por encima a los otros numerales del mismo artículo, como el 10, que alude nada menos que a los deberes, entre ellos uno sacrosanto, el de garantizar la igualdad de condiciones para todos los actores de la contienda? Veamos qué dice: «Los órganos del Poder Electoral garantizarán la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la personalización del sufragio y la representación proporcional».
¿Cómo es posible que la presidenta del CNE se atreva a decir, sin consecuencia alguna, que hay «equilibrio» en la campaña electoral, es más, que se dio «un arranque bastante positivo», porque mientras en Globovisión, Henrique Capriles tiene 50,7% de apariciones y Hugo Chávez 13%; en VTV, Capriles tiene 23% de apariciones y Hugo Chávez, 80%? ¿Qué clase de «equilibrio» es ése?
Doña Tibisay, que no es ninguna caída de la mata, está al tanto de que Globovisión, canal privado, pequeño, multado hace poco por informar, en la mira del poder, con su presidente en el exilio y sus equipos confiscados, sólo se ve en señal abierta en Caracas y Valencia. En cambio, VTV, una de las poderosas herramientas de la hegemónica plataforma de comunicación del Estado, que, por tanto es pagada por todos los venezolanos, y a todos los venezolanos se debe, cuenta con señal abierta y repotenciada en todo el país. Con licencia de impunidad. Ajenos a toda ley. Sin Conatel que los vigile ni acose. Por eso, ¿de qué «equilibrio» habla usted?
Además, el CNE ha dicho que graba la programación de todos los canales, para detectar violaciones. Entonces no podrán alegar los rectores, afectos al Gobierno con una sola excepción, que no están enterados de que las veces que Henrique Capriles Radonski aparece en la pantalla de VTV es para bañarlo en ofensas, para descalificarlo y exponerlo al desprecio. Capriles no tiene allí apariciones sino linchamientos. ¿Contarán también como «apariciones» las veces que se ensaña con él la escatológica Hojilla, en boca de su insolente conductor? En ese canal, del Estado, Hugo Chávez es el «candidato de la patria», mientras Capriles es apenas «el candidato de la derecha», el apátrida, el sifrinito delincuente. Envían sus reporteros a provocarlo y, al darle cobertura a sus marchas, colocan tomas de cuando el acto aún no ha comenzado, para que se vea poca gente. La policía también hace lo suyo, y le impide caminar, como ocurrió en La Vega, de Caracas. Otra primorosa muestra de este «arranque positivo».
Así que doña Tibisay ve «equilibrio» en una lucha entre un peso ligero y un rival que sube al ring con sus manoplas, cabillas, su innata propensión a los golpes sucios y un arsenal de artefactos prohibidos, en la seguridad de que un réferi distraído no le objetará ninguna de sus bajezas. Nada dice el CNE sobre las cadenas y su uso descaradamente proselitista. Nada dice de las piezas publicitarias «institucionales», puestas a glorificar al «Bolívar éste», al «después de Dios, mi comandante». Piezas que, por supuesto, todos los canales de televisión y estaciones de radio deben transmitir en forma gratuita, por disposición de la Ley Resorte. Eso aparte de la propaganda que todo el santo día hacen las emisoras comunitarias. Nada dice el CNE del uso de los bienes públicos, las oficinas del Gobierno, los espacios culturales como coto cerrado del oficialismo y su candidato. Y, algo grave, nada dice el CNE del compromiso asumido por los jerarcas de la FAN, de no reconocer otro resultado que no sea el triunfo del socialismo.
La idea de plantear estos puntos no es, jamás, el de generar desaliento. La candidatura de Capriles crece, brilla y entusiasma cada día más, mientras la otra luce entrampada en sus mentiras. El poderoso está ahora a la defensiva. En entredicho. Pero nada debe ser dejado al azar. Nada debe cederse al abuso. Esta jornada está llamada a culminar con éxito, pero labrar ese éxito demandará coraje, entrega, compromiso. La clave está en ganar el 7 y estar listos para cobrar el 8. Que lo sepa el mundo entero.
Repiques
Si usted abre la página web del CNE (cne.gov.ve) y en un cuadrito que dice: «Consulte sus datos. Registro Electoral», introduce la cédula de identidad V-8825607, se encontrará con una sorpresa. Esa cédula pertenece a Brigett Batman de Batman. Vive en el estado Aragua. ¿En su baticueva?
Leído en Twitter:
@osmarhy: «De la nada surgió el mundo»
@iFrasesGeniales: «Aunque el día sea gris, debes llenarlo de colores con una sonrisa»
@ernestoporras: «Deberían ponerle un chip a cada fusil, a toda bala y a cada uniforme, para que no pase la frontera»
@jesuscasique1: «He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada». Martin Luther King
@aerondon: «Ya pronto no diremos dame tu pin. Diremos dame tu chip»
@fuenteseliz: «Hugo entendió que el corazón de la patria le pertenece a otro: la patria le montó cachos»
@La_lectora: «Los funcionarios públicos deben dar 10% de su sueldo para campaña de Ch. Es obligatorio dar vaucher»
«La hoja cuando ama se transforma en flor. La flor cuando ama se convierte en fruto». R. Tagor
El Cicpc arrestó a una falsa médica. ¡Era venezolana!
Cada semana recibo mensajes muy generosos que deseo agradecer de todo corazón. He aquí una muestra:
«Excelente análisis acerca del Comandante Cupido. Y bien larga la lista de sus víctimas. Tanto, que podemos asegurar que el amor es la primera causa de mortalidad en nuestro país». Rafael Rodríguez Parra
«El ‘amor’ prodigado por este hombre y su proceso ‘revolucionario’ a los venezolanos y descrito magistralmente en esta Campana, es tan falso como el Cupido que grafica el reportaje». William Amaro
«Extraordinario artículo. El cuadro mejor pintado de la realidad que vivimos». Aníbal Peña
«Con todo respeto mis humildes palabras de merecidas felicitaciones por el excelente trabajo de periodista que usted realiza, nuestro país necesita muchos José Ángel que hagan periodismo investigativo de altura. Soy seguidora de sus artículos desde que nuestro presidente andaba en campaña electoral en 1997 y gracias a sus reportajes conocí el historial del candidato, lo que me motivó a no votar él. Sigue adelante y que Dios y nuestra Divina Pastora lo bendigan y protejan. Amén». Jannet Camargo Morales
«Hace más ruido un árbol que cae que todo un bosque que crece». Cardenal Oscar Andrés Rodríguez
Esto me escribe Víctor Martínez: En El Cupido de la revolución haces un análisis acertado sobre el léxico oficial, en donde estableces que esas terminologías de amor y otras de igual signo y contenido en boca de todo déspota son una burla y ofensa a la dignidad humana. Te sugiero para tu información y conocimiento dos situaciones: 1) Mijail Martínez y familia somos víctimas de la corrupción y narcotráfico que denuncié en el CL, y que está instalado y opera impunemente con Chávez y su cúpula desde el poder.
Los lectores no me perdonan un lapsus. Eso está bien. Se los agradezco. Me hicieron saber que el domingo pasado escribí en referencia al Chavo del 8 que su escudo es un corazón. No es así. Fue el Chapulín Colorado, el de «no contaban con mi astucia». De todas maneras ha sido muy grato el recuerdo de ambos personajes, creados por el genial Chespirito.
Les voy a pedir que hagan esto para que se rían un poquito. Quiero que vean una cuña de Adidas, y después la parodia «Hay un camino». Primero usted debe abrir Youtube y en el buscador colocar: «Comercial adidas-vinotinto». Luego: «Comercial adidas-vinotinto parodia».
«En un matrimonio hay tres personas: el hombre, la mujer y la tercera persona que forman los dos». José Saramago
El vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, considerado el arquitecto de la política económica uruguaya, consideró que la forma en que se dio el ingreso venezolano es «quizás la herida más grave en los 21 años del Mercosur».
Destacó que una de las normas «más importantes» del tratado es que el ingreso de un miembro pleno «debe ser aprobado» por todos los miembros plenos ya existentes.
En sesión plenaria de la Asamblea Nacional, el diputado Bernardo Guerra, de Vargas, preguntó al ministro número 10 de Tránsito Terrestre dónde está la nueva autopista Caracas-La Guaira que prometió Hugo Chávez para 2011, después de su colapso en 2006?
