Hacia un nuevo liderazgo

En el espectro tipológico del liderazgo, existe una modalidad que sistematiza su desempeño a partir de la práctica exitosa, es decir, a partir de los logros alcanzados durante el transcurso de sus ejecutorias. Estaparticular manifestación de liderazgo,fundamentada en destrezas, pragmática en esencia, presenta, dados los señalamientos expuestos,rasgos intemporales, o lo que es lo mismo, una suerte de principios universales que moldean y orientan su comportamiento.Esta es, a groso modo, la tarjeta de presentación de lapraxis delque pudiéramos denominar, “liderazgopor resultados”,en cualquiera de los escenariosen donde se manifiesta, a saber, el económico, el social o el político.
En Latinoaméricaes muy común eldesenvolvimiento deestetipo de liderazgo;tal vez sea acá, en nuestra benditageografía bolivariana, donde con más preponderancia se muestra, sobre todo, yde manera superlativa, en el ámbito dela política.Vistas así las cosas, el liderazgo político venezolano, se revela, en líneas generales,como suspendido en el tiempo y en el espacio;como salido de un molde confeccionado en los años finales del siglo XIX, exhibiendoentre otras características, la creencia de que la autoridad ejercida en el contexto de su influenciaes incuestionable, deque la cualidad de líder lo hacedueño y señor de las ideas, de las respuestas, y en resumidas cuentas, de la verdad absoluta. Pero esta especie de valores axiológicos inmutables que destacan la actuación debuena parte denuestros líderes políticos y que proclaman toda una realidad paradigmática,necesariamente,tiene que cambiar. El argumento para esta afirmación luce elemental: estemodelo de liderazgo no funciona en la actual época signada por el cambioy la incertidumbre.
Se requiere, en el marco de estos factores condicionantes,una visión de liderazgo abierta, empoderadora, capaz de transitar,en compañía de todos aquellos a los que se direcciona,el camino hacia el logro de la misión trazada como colectivo.Así mismo, esta nuevaexpresión de liderazgo debe ser competente para poder adecuarse a las distintaseventualidadesque se le presenten en el trayecto de sus ejecuciones, es decir, debe manifestar un carácter autogenerante en su forma de pensarque le permita alcanzarlos niveles críticos-reflexivos en sus instancias cognitivas,para así poder trascender los propios factores axiológicos que sustentan su práctica en la conducción y orientación de los hombres y mujeres. Es por ello, que los algoritmos pensamiento—acción que dan vida a la praxología del liderazgo, deben invocare interarticular actitudes y aptitudes, facilitandola interpenetraciónentre losespacios axiológicos,filosóficos y metodológicos, en un acto multidimensional,plurifactorial y situacional destinado a la ejecución de esta gestión.
Se impone, por consiguiente, una nueva faceta para este ejercicio basadaen un enfoque amplio, capaz de afrontar las disímiles circunstancias a través del aprendizaje y la innovación, respetuosa de la diversidad en el sentido más amplio de esta acepción y forjadora de principios y valores para el verdadero empoderamiento de la gente. Este nuevo liderazgo, que sustituye la noción de “jefe” o “caporal de masas”por la de “facilitador”de relaciones, consensos, compromisos y hasta de nuevos liderazgos, es el necesario para encaminar a nuestra sociedad por la senda del progreso y del porvenir.
“Yo me declaro del linaje de esos que
De  lo oscuro hacia lo claro aspiran”
Goethe