Con una ceremonia en la que Rusia mostró su historia y cultura, quedaron inaugurados este viernes los Juegos de Invierno de Sochi-2014, los más caros de la historia, rodeados de extremas medidas de seguridad, siendo dos exdeportistas, Irina Rodnina y Vladislav Tretyak, los que encendieron el pebetero.
Rodnina ganó tres oros olímpicos en patinaje artístico, mientras que Tretyak fue la estrella del equipo de hockey sobre hielo que ganó el título olímpico en 1972, 1976 y 1984. Dos iconos del deporte de la época soviética, que tienen ahora 64 y 61 años, respectivamente.
Entre los últimos relevistas estaban la tenista Maria Sharapova y la plusmarquista mundial de salto con pértiga, Yelena Isinbayeva.
El director de la ceremonia, Konstantin Ernst, trató de plasmar en el flamante estadio Fisht, que será sede también en el Mundial de fútbol de Rusia-2018, las singularidades de un país de 17 millones de kilómetros cuadrados y más de 150 etnias.
«Esos objetos forman parte de nosotros pero no representan todo lo que somos. He querido que conozcan a los rusos, a los auténticos, no a los desnaturalizados por décadas de propaganda y guerra fría», añadió.
La historia y culturas fueron mostradas de la mano de una niña llamad Lubov, que significa amor en ruso, y que a través del tiempo y el espacio, se paseó por el devenir de los siglos del país mas extenso del mundo.
De este modo el viaje al que fueron invitados los 40.000 espectadores, incluidos los 44 jefes de estado y de gobierno presentes, tuvo como protagonistas al alfabeto cirílico, a la bandera rusa, a las voces líricas del país, a los ritos, las festividades, Moscú, Pedro el Grande y Leon Tolstoi, entre otros.
Los 88 países inscritos en estos Juegos Olímpicos, abriendo el desfile como es tradición Grecia y cerrándolo Rusia, estuvieron presentes en la ceremonia, destacando el aplauso del público a la delegación de la vecina Ucrania, sumida en una crisis política y social en las últimas semanas.
Vladimir Putin recibió en el estadio a 44 grandes dignatarios internacionales, incluido el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, aunque hubo ausencias destacadas, muchas en protesta por la política rusa en materias como los Derechos Humanos y la ley sobre la «propaganda» homosexual.