Los cuerpos inertes de dos adolescentes, estudiantes de bachillerato, quedaron tendidos a la orilla de la vía hacia a Duaca, a la altura de la entrada a La Sábila.
Los jóvenes, uno de 14 años y de 17, murieron de manera violenta ayer a las 2:30 de la tarde, la causa aún no está clara. Fuentes policiales informaron que los adolescentes se movilizaban en una motocicleta Jaguar naranja, pero cuando iban llegando a Las Sábilas quedaron fuera de control y se estrellaron.
Los dos cadáveres quedaron a un metro de distancia uno del otro, en posición boca abajo. Cerca quedó la moto que presentó un impacto en el manubrio. También un revólver calibre 38mm negro con cacha marrón quedó en el sitio.
Los familiares que llegaron al lugar, se extrañaron por la versión que dieron los funcionarios y sostuvieron que ninguno de los dos sabía manejar motos. Se sintieron indignados porque creen que los jóvenes fueron asesinados y quieren tapar el homicidio.
“La muerte de los muchachos está muy rara, porque ninguno de los dos sabe manejar motos, puede ser que les hayan disparado y ahora quieran aparentar otra cosa. Ese revólver se lo están sembrando; ellos eran estudiantes de bachillerato, no andaban armados”, denunció uno de los parientes quien no quiso revelar su nombre por temor a represalias.
Maritza Monsalve, madre del joven de 14 años, comentó que su hijo estudiaba octavo grado en el Liceo Jesús Peraza de La Sábila. “Hoy no tuvo clases porque era la entrega de boletín. Yo fui en la mañana a buscar sus notas y él se quedó en la casa.
Según contó una hermana menor del adolescente de 14 años, estaba jugando a las cartas en su casa ubicada en el sector P-18, de La Sábila, cuando de pronto lo pasó buscando el amigo de 17 años. “Ellos salieron, pero no dijeron para dónde iban. No andaban en moto, iban a pie”.
A las 2:40pm, Maritza, la madre, regresaba de llevar a su nieta a la Ruezga Norte, cuando la unidad llegaba a La Sábila preguntó por qué había tanta cola y le dijeron que habían matado a dos jóvenes, ella lamentó el hecho y siguió el viaje hasta su casa. “Cuando estaba llegando a su hogar, uno de los vecinos me dijo desesperado que los fallecidos eran mi hijo y su amigo. Nunca me imaginé que era mi hijo, me vine desesperada y me lo encontré aquí tirado. ¡Qué dolor!
La vía a Duaca colapsó, colas kilómetricas se generaron en ambos sentidos. Decenas de vecinos llegaron al sitio al enterarse de la muerte. Algunos lamentaban la muerte, porque “se trataba de dos muchachos sanos, estudiantes y muy jóvenes que no merecieron morir de esa manera”.
Hasta las últimas horas se desconocía si los cuerpos presentaban heridas de balas o solamente hematomas producto de un accidente de tránsito.
Uno de los padres se arrodilló frente al cuerpo de su hijo, le echó la bendición, le dijo algo al oído y le dio un último beso, luego se levantó llorando como resignado, mientras los curiosos rompían a llorar.