Dudamel: ciudadano universal

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Planteamientos

En medio de la grandiosa y espectacular – pareciese que no hay calificativos para expresarlo – renovación de fe que significó la procesión de la Divina Pastora, la serenata que tradicionalmente se programa para rendirle homenaje, generó cierta polémica que se ventiló en algunos medios y, como es de suponer, comentarios en círculos familiares y de amigos. Tratándose de la devoción mariana y la manifestación que genera, es explicable.

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En el centro de esa polémica estuvo Gustavo Dudamel, no como protagonista directo ni partícipe secundario, (a quien uno imagina que no está para eso, pero igualmente, está en su derecho) sino en alusión al hecho haber sido seleccionado para dirigir a 336 músicos del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, en el escenario organizado para ello y bajo el anuncio oficial de la reinauguración de la Flor de Venezuela.

Andrés Cañizales, en las páginas de este diario y de El Nacional, se refirió al hecho político relativo a la medida gubernamental de transferir la administración del citado espacio cultural al nivel central, como un acto de despojo al gobierno regional, entre otras afirmaciones, cerrando su “Carta al Maestro Dudamel”, que así tituló su artículo, con esta advertencia: “Ten cuidado, estimado maestro, tu genialidad como músico no será salvoconducto cuando sea la hora de evaluar tu conducta como ciudadano y demócrata (que lo eres) de Venezuela. Por más memorable que sea un concierto tuyo, este no puede borrar lo que en efecto ocurrió”.

Por su parte, Fruto Vivas, creador de la obra en cuestión, igualmente reconociendo la genialidad de Dudamel, respaldada por diversos testimonios de especialistas y directores orquestales internacionales, en una especie de invitación a la Serenta – Homenaje, en su artículo: “¡Salve Divina Pastora. Gracias Maestro Gustavo Dudamel!”, al final, invoca bendiciones a la Excelsa Patrona para que el ilustre barquisimetano a través de sus conciertos, “siga llevando con fuerza el amor de Venezuela para el mundo”.

Luis Saavedra, en una crítica abierta al primero de los nombrados, partiendo del criterio de “Gente tóxica”, en términos irónicos y caritativos, le recomienda “que visite un psiquiatra y no contamine las páginas de El Impulso y las aulas de la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello) con sus pareceres tóxicos. (Ver: “Venganza o amenaza velada. O del por qué el periodista Andrés Cañizales necesita un psiquiatra”. En: Portal Web Aporrea).

Revisando las opiniones vertidas, recordaba otro hecho relacionado: concluyendo el 2013, la muerte de Wojciech Kilar, compositor polaco, de relevantes méritos, entre cuya vasta obra destaca por su contexto histórico el Réquiem por el Padre Kolbe, dedicada a MaximilianKolbe (1894-1941), fraile franciscano polaco que fue enviado por los nazis al campo de concentración de Auschwitz, donde ofreció su vida a cambio de salvar la de otro prisionero, según refiere J.A. Brenan. Agregando, que la humildad y sencillez característica de Kilar, lo llevaba a afirmar siempre, que le gustaría “ser recordado como un buen ser humano, alguien que trajo un poco de felicidad, esperanza y reflexión a la vida y al mundo, y quizás un poco de fe”.

Es increíble cómo se persiste, al margen de la realidad que representa la experiencia venezolana del Sistema de Orquestas en el ámbito mundial, en no reconocer y cultivar una noción acerca de la trascendencia que ello tiene. Asombra, que muchos de quienes supuestamente disponen de las herramientas cognoscitivas necesarias para el análisis no promuevan la tolerancia en torno a las singularidades y especificidades propias de la diversidad de criterios y actitudes con los cuales se construye hoy la sociedad que vamos teniendo. Esa tolerancia, que en tiempos de beisbol, permite ver un estadio repleto de seguidores de caraquistas y magallaneros, por ejemplo, manejando sus diferencias.

La gira anunciada de Dudamel, incluye el 27 de este mes, un concierto en Abu Dahbi. Los Emiratos Arabes no son un dechado de pluralismo democrático. Pero, habrá quienes piensen que está al servicio del autoritarismo monárquico y les resulte tentadora la comparación con aquellos directores de orquesta que apoyaron a Hitler.

Luego de contemplar el espectáculo, resonaba en mí las palabras citadas de Kilar. Evocando a Francisco de Miranda, pensaba que Dudamel es un ciudadano universal.

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