El pan francés que consume el larense corre peligro debido a la incertidumbre que en materia de divisas sufre la economía venezolana y no le permite a quienes trabajan este mercado, importar los insumos necesarios para producir el alimento.
En un recorrido por varias panaderías de la ciudad, se conoció que la falta de divisas está afectando la importación la materia prima usada para la producción del pan: la harina de trigo. En este sentido, comerciantes dedicados al sector, indicaron que la situación que se registra desde hace dos años aproximadamente, se agudizó en los últimos días del 2013 y continúa en los primeros días del 2014.
Agustín Pereira, gerente de una panadería ubicada en el este de la ciudad, específicamente en la avenida Morán con carrera 24, indicó que su ‘stock’ de materia prima, “podría hacer escasear la producción del pan francés”.
El biscocho salado es, de los productos hechos por los panaderos, el que menos genera ingresos por unidades vendidas. Por ende, eventualmente, desaparecerá de las repisas de dichos comercios.
Pereira indicó que los proveedores que se encargan de despachar la harina de trigo, cerraron sus puertas a mediados de diciembre, obligados por la escasez de materia prima (lo cual aceleró las vacaciones colectivas que se otorgan en las fechas decembrinas). Además, es esta condición la que aún mantiene a quienes surten a las panaderías trabajando a medias.
Sin embargo, explica el responsable de dicho establecimiento, el stock de materia prima que se adquirió desde antes del cierre del año pasado, le permitirá seguir con la producción de pan francés hasta unos 15 ó 20 días más, “esperamos que para ese momento, la situación haya mejorado”.
Por su parte, Adrián Cura, propietario de una panadería ubicada en la avenida Rotaria, al oeste de la ciudad, indicó la misma situación. “Casualmente tengo eso como tema más importante, porque no hay materia prima para hacer pan francés”, dijo. “Tenemos pan para dos días”, explicó, sobre la previsión de la venta de pan en su establecimiento. En este sentido, Cura dijo que la situación de escasez los obliga a realizar panes de mayor tamaño para venderlos con una mejor ganancia antes de que se acabe la masa.
En dicho local, además se encontraba Antonio Leal, quien es proveedor de harina de trigo a algunas panaderías e indicó que el problema se aprecia en un nivel superior al que él representa, donde los molinos procesan el trigo y lo convierten en harina.
“Los molinos cierran los diciembres de cada año para irse de vacaciones, y abren nuevamente en enero”, dice Leal, “sin embargo, esta situación ha empeorado en los últimos años”.
Además, hizo referencia a algunas personas que se aprovechan de la situación de escasez que existen en la harina. “En ciertas partes de la ciudad, se encuentran comerciantes ambulantes que te venden el saco de harina en 1.500 bolívares, cuando lo correcto sería venderlo en 470 bolívares”.
Los afectados esperan que esta situación mejore en los próximos días, antes de que se vean las consecuencias de una eventual escasez.