La política hegemónica comunicacional

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Hace unos 55 años el Comité Central del Partido Comunista Cubano decidió confiscar todos los diarios y revistas que circulaban en aquella isla.
Revistas y periodistas fueron “filtrados” para que ninguna noticia crítica relacionada con Fidel y su grupo pudiera salir publicada. Casi de inmediato tomaron por asalto todas y cada una de las radioemisoras y televisoras para completar en América Latina el primer ensayo de “hegemonía comunicacional”.
El periódico Gramma y Juventud Rebelde se convirtieron de la noche a la mañana en los únicos medios impresos, sus noticias desde hace más de medio siglo se limitan a promover al gobierno, referir alguna visita de altos funcionarios extranjeros y comentarios insulsos de deportes.
Ya en la Unión Soviética había tradición de medios de comunicación convertidos en simples aparatos de propaganda. La cantidad de mentiras que durante docenas de años han vertido tales instrumentos de dominación y fraseo ideológico han hecho muy bien su tarea. El pueblo cubano es una masa adormecida totalmente acostumbrada a la presencia de los Castro como gobernantes y llenos de miedo frente a los cuerpos de seguridad.
La política hegemonizante no tiene límites, fronteras o escrúpulos. Va desde la conversión de periodistas independientes en meros mensajeros impúdicos de mentiras y falsedades como el caso de derrotado candidato Villegas, hasta el cierre de emisoras de radio, clausuras de canales de televisión, asfixia publicitaria y por último restricciones para la compra de papel. Ummh, se me olvidó mencionar multas como las efectuadas contra Globovisión, una de las cuales alcanzó nada menos que 9 mil millones de bolívares de los anteriores.
Bueno, ahora tienen un cañón amenazante como lo es la negativa para la importación de papel periódico, bien sea porque se le niegan las licencias o bien porque se le niegan los dólares. Uno de los casos más emblemáticos es precisamente EL IMPULSO, cuyo funcionamiento está seriamente amenazado. Según informes de su gerencia tiene papel solo para un par de semanas. Y el proceso de importación suele tardar un poco más.
Estamos pues, frente a una desgraciada maniobra para silenciar la prensa libre. Mientras esto sucede los pasquines de siembra ideológica como VEA, el Correo del Orinoco o Ciudad Caracas tienen en sus almacenes centenares de toneladas de papel, suficientes como para publicar tales panfletos propagandísticos por 5 años sin necesidad de reponer ni una sola bobina. La mayoría de las cadenas radiales han tenido que ceder espacios para los palangristas del régimen. Estamos verdaderamente cercanos al fifty fifty en programación, entendida esta como dividir la parrilla radial en dos grandes mitades; una de ellas dedicadas a la prensa libre, medicina, cultura, música, deportes, entrevistas, variedades etc., y la otra mitad única y exclusivamente para funcionarios rojos rojitos cuyo verbo se limita a cantarles loas al gobierno y a hablar barrabasadas de la oposición y sus líderes. Estamos, repito nuevamente, frente a un desarrollo insólito y novedoso de la hegemonía comunicacional neocomunista.  Dado que la prensa escrita no requiere de ninguna concesión, como es el caso del sistema radial y televisivo, a quienes con facilidad los ponen entre la espada y la pared, encontraron una fórmula propicia a través de la negativa a suministrarle permisos para importar papel y dólares para pagarlos.  Parece ser una ley inflexible en este gobierno y en todos aquellos parecidos que en la misma medida en que se evidencian los fracasos en materia económica, en seguridad, en educación, servicios, en fin, en casi todas las obligaciones de un Estado para con su gente, los gobiernos paradictatoriales arrecian contra la libertad de prensa y sobre todo contra la información veraz.
No se sabe a ciencia cierta qué le depara el destino al sistema de prensa democrática en  Venezuela, a pesar que se han encendido todas las alarmas mundiales relacionadas con medios de información. EL IMPULSO es junto a otros periódicos de raigambre y tradición regional víctima indefensa de un sistema de gobierno que emula, copia, repite, hasta salvajemente, todas las experiencias cubanas que le han permitido a los Castro gobernar por más de 55 años. El daño que estos 15 años de desgobierno le han ocasionado al proceso civilizatorio es incalculable. La desobediencia a las mayorías de las leyes de tránsito es cotidiana, habitual.  La esclavitud de unos poderes frente al gobierno central es extravagante. El arrodillamiento de jueces y fiscales frente a peticiones abiertas y claras, públicas y descaradas, como la hecha por el difunto para que apresaran a la Juez Afiuni y la condenaran como fuera a la pena máxima reflejan claramente la pudrición del sistema. Y esos hechos y aberraciones que afectan la credibilidad del gobierno quieren que permanezcan ocultos. Los mandamases del PSUV saben que su sueño de hegemonía comunicacional es el mejor instrumento de dominación y adormecimiento de la gente. Por allí se les va la vida.

@ssemtei

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