El falso jardinero

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En la víspera de la procesión de La Divina Pastora Beatriz salió a su jardín para cortar flores y llevárselas como ofrenda de gratitud .Sin darse cuenta o quizás sintiéndose protegida por el portón de la urbanización, no se percató que llevaba puesta una llamativa cadena de oro que solamente usaba en ocasiones especiales.

Furtivamente un hombre de rostro cadavérico y mirada sinuosa entró a la urbanización, aprovechando que el portón abría con la modalidad de llamadas de celular y por ello se le facilitaba el acceso a cualquier intruso que estuviera fuera de la vista de quien activara el móvil a distancia.

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El sujeto, para disimular su presencia dentro de la urbanización le ofrece sus servicios como jardinero a un propietario que estaba por salir. Luego para no despertar sospechas se dirige al parquecito interno y allí finge que acomoda unos columpios. Con varios minutos en las calles internas comienza a “marcar zona” y gradualmente se cerciora que a esa hora, mitad de la mañana, no hay nadie frente a sus casas. Únicamente Beatriz con unas pequeñas tijeras cortando flores para la Virgen.

Absorta en su interrelación con sus arbustos ornamentales ella pierde conectividad con el entorno pero en eso escucha una voz femenina que le pregunta la dirección de una vecina, Beatriz gira y le indica rápidamente la ubicación de la casa y prosigue sus tareas manuales. Pero esta leve distracción le permitió ver que a pocos metros de donde ella estaba se encontraba el falso jardinero en actitud de acecho, como un felino presto a saltar sobre su presa.

Beatriz sabía que estaba en situación de sumo peligro y con vista periférica se colocó en estado de alerta. Al intruso al parecer solamente le detenía la súbita presencia de la señora que con voz suave llamaba desde la puerta de la casa vecina a la señora Belinda.

El corazón de Beatriz latía fuerte y dentro de su angustia comenzó a orar en silencio pidiéndoles protección a Dios y La Virgen. Ella en ese momento recordó como un profesor y su hija fueron asesinados con un cuchillo por un falso jardinero y temía que de pedir socorro a gritos y saliera su esposo ocurriera un episodio parecido. Por ello decidió solicitar ayuda espiritual y con oraciones talladas en su alma rogaba la intercesión de las alturas.

Estando en ese duro trance vuelve a escuchar la voz de la señora que buscaba a Belinda la vecina. La siente a sus espaldas pero Beatriz no se atreve a moverse porque piensa que cualquier cambio brusco del escenario pudiera disparar la agresividad del intimidante personaje.”Señora disculpe-le dice la inesperada pero salvífica visitante- será que usted me haría el favor de anotar mi teléfono para que la señora Belinda me llame. Yo toco a su puerta y nadie me responde. Al usted verla le pido el favor le de mi numero para que se comunique conmigo.” Beatriz no sabe qué hacer pero movida por la solidaridad y como una vía de escape le dice que entren a la casa para anotarlo, ya que no cargaba ni lápiz ni papel. La señora le dice que ella espera afuera, en eso Beatriz mira hacia la puerta de su casa y se sorprende al verla abierta ya que ella al salir al jardín la había cerrado. Se encomienda a Dios y La Virgen y de carrera entra diciéndole a la señora que corra tras ella.

Al estar dentro de su casa mira hacia atrás y únicamente ve al falso jardinero y cierra la puerta rápidamente. Luego se asoma por una ventana para ver lo que pasaba y pedir auxilio para la dama que providencialmente la había salvado de una tragedia, pero solamente ve al intruso indeseable quien voltea para todos lados estupefactos ya que la señora misteriosamente había desaparecido.

A los pocos minutos en las afueras del portón se escuchan gritos y todos los vecinos salen a ver qué pasa.”Atraparon un ladrón, la policía agarró a un malandro que quería robar al señor Luis.” Beatriz salió y alcanzó a ver como al hombre que estaba por atracarla lo llevaban esposado hacia un modulo de seguridad cercano. Vio a Belinda y aprovechó para preguntarle si no había oído los llamados de una señora que la buscaba, ella le respondió que no y eso que todo el tiempo había estado en el recibo. Allí Beatriz Supo que la señora de sombrerito redondo era La Divina Pastora que bajó a protegerla. [email protected]

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