Dictamen
El último día hábil antes de las elecciones municipales, exactamente el viernes 6 de diciembre de 2013, en la alcaldía de Iribarren se firmaron varios cheques por concepto de prestaciones sociales, entre los que destaca el de Amalia Sáez por la cantidad de Bs. 1.567.566 (Mil quinientos millones de los viejos), lo que equivale a más de 500 salarios mínimos juntos. En un día la alcaldesa saliente se metió lo que gana un trabajador promedio durante 40 años de trabajo. Así de simple.
Para lograr tamaña cifra se le tuvo que computar todo el tiempo de servicio ante el ministerio de educación desde el año 1979. Igualmente logró sacar su jubilación a cuenta de la alcaldía de Iribarren, a diferencia de tantos maestros de la región que siguen esperando por tal privilegio. Al estilo “Cajita Feliz”, le hicieron un arreglo Premium con nueva chamba incluida. Esto fue lo que nos costó a los barquisimetanos la candidatura de Bohórquez.
Dos días después de retirar su cheque del Banco del Tesoro, Amalia votó en las elecciones municipales para luego devolverse a Caracas, lugar donde residía ya desde hace varios meses luego de haber abandonado irresponsablemente sus funciones como alcaldesa en ejercicio. Pero más allá de la legalidad del cómputo de la liquidación y el mecanismo empelado en la jubilación, todo lo cual será revisado ante los organismos competentes, nos toca a nosotros referirnos al tema político. ¿Por qué los contribuyentes de un municipio tienen que asumir el costo de liquidación y jubilación de un trabajador del Gobierno Nacional? ¿Cuántas calles se pudieron asfaltar o cuanta basura recoger con ese dinero? ¿Cómo es que una alcaldesa huída que se fue sin despedirse pasa por su puesto de trabajo abandonado solo a retirar un cheque a su nombre el último día hábil de su período?
Durante las semanas de vacío de poder generado por el abandono del cargo de la exalcaldesa, se cometieron en la alcaldía toda clase de irregularidades como la contratación de nominas fantasmas, contrataciones arbitrarias en cargos de carrera sin el debido concurso ni perfil, así como la migración de los directores de libre remoción a puestos fijos. Todo esto, que da vergüenza ajena, perjudica al pueblo barquisimetano toda vez que compromete el presupuesto en perjuicio de las soluciones a sus problemas. Este dinero que se chupan los enchufados de forma irregular producto de su abuso desmedido de poder, debe usarse para la gestión incluyente que propone el plan de Alfredo Ramos bajo el concepto de Ciudad Ideal.
Nosotros no vamos a botar a nadie que trabaje, lo que sí vamos a hacer es revisar las designaciones otorgadas ilegalmente en resguardo de los intereses del municipio. La “Ciudad Ideal” nos convoca a todos por igual sin distingo político. Se trata de recobrar la institucionalidad perdida entendiendo que quienes trabajamos en la alcaldía lo hacemos para toda una ciudad y no para un partido político. Basta ya de jugadas politiqueras que terminan perjudicando es al pueblo que padece los problemas. Vamos a reencontrarnos en una gestión participativa de verdad que haga de Iribarren un municipio más seguro, productivo y solidario para bienestar de sus ciudadanos.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
José Ignacio Guédez
Twitter: @chatoguedez