No hay nadie que se sienta optimista, incluso yo, y creo que hasta el Presidente Maduro debe tener sus reservas sobre el bienestar del nuevo año.
Pareciera que una piedra gigante se nos viene encima. ¡No! El diálogo de diciembre abrió las puertas para una nueva realidad en el 2014. No están previstas ningunas elecciones, pero los factores políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, abrirán el abanico político del país con nuevos liderazgos, reagrupamiento de partidos, acuerdos, estrategias y discusiones ideológicas que refrescarán el ambiente. Eso no será bien visto por los radicales que los hay tanto en el gobierno como en la oposición, pero la mayoría de los venezolanos buscamos la paz, queremos disfrutar de la vida sin odios y sin rencores, queremos trabajar, producir, queremos ratificarle al mundo que siempre hemos sido hombres y mujeres de bien, demócratas por convicción y paladines de la libertad. Allí, en eso, vamos a coincidir en el nuevo año, lo demás se nos hará más fácil.
¿Cómo te atreves a decir esto?, me podrías decir tú como lector. No te preocupes, porque yo también pensé lo mismo que tú. Todos los venezolanos estamos conscientes de que la crisis económica que estamos viviendo, se agravará mucho más en los próximos días, en los próximos meses. El 2014 se sentirá como un sismo que nos estremecerá, podríamos quedar desnudos y sin nada que comer, y algunos repetirían la célebre frase:”… pero tenemos patria”. En realidad, eso es lo que está en juego: la Patria. Nosotros tenemos que resolver el problema político para resolver el problema económico. Nuestro problema económico es muy grave, pero mucho más grave es el problema político. El oficialismo dividido no puede gobernar, y la oposición sin liderazgo, tampoco. Es por eso la necesidad del diálogo, de un entendimiento para trabajar, para que volvamos a producir y le brindemos admiración y respeto al productor, que podamos disfrutar de nuestra cosecha y dejar de mendingar por el mundo un puñado de maíz, un vaso de leche, una cucharada de azúcar, una taza de café, un pedazo de carne de res o un par de pollos congelados. Eso nos humilla.
Es posible que el hambre nos haga entrar en razón, pero sería más honesto y más digno que la sabiduría nos permita entendernos. Detrás del hambre hay aves de rapiña, mientras que detrás de la sabiduría está Dios. Si actuamos con sapiencia disfrutaremos de la felicidad; en cambio, si dejamos que el hambre nos mate, las aves de rapiña harán su fiesta. Debemos actuar con sensatez, sobre todo el gobierno. Por supuesto, no faltará algún investido de autoridad ordenando lo peor, como Hitler en su mejor momento. La sapiencia nos dice que ayudemos al necesitado, es posible que esté de nuestro lado o del otro lado, lo importante es ayudar a quien lo necesita, y allí sentiremos el reencuentro entre lágrimas y sonrisas. El disfrute de la libertad no siempre se logra cuando nos llega la ayuda, en muchas ocasiones es cuando ayudamos, y de eso supo Simón Bolívar, nuestro libertador.
El disfrute del nuevo año nos exige sinceridad en la acción. El radical será arrogante, porque manifestará tener la fuerza, pero le faltará sabiduría. Tengamos confianza en lo que venimos haciendo, la realidad nos va a exigir mayor coraje frente a la adversidad, pero si somos sinceros, si actuamos acompañando al bien, el mal no nos vencerá y el traidor tendrá que huir. Mientras más se acerque el tiempo, más razones habrá para un entendimiento. Roguémosle a Dios que nos ilumine para su gloria y para la felicidad de todos nosotros en este Nuevo Año. Un abrazo.
