Urgencia ecológica en la ganadería

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Iniciamos este 2014 y muchos son los planes, proyectos, ideas y propósitos que deben marcarse como urgentes en la agenda política, económica y social de Venezuela. Uno de estos proyectos que debemos asumir como urgentes es el de avanzar en la instalación de sistemas silvo pastoriles, propuesto por el IICA, Fundación Nestlé, Red Agrosilpa y Asocrica, en las fincas ganaderas, como alternativa urgente para enfrentar el dramático deterioro ambiental que sufre nuestro planeta. Este sistema ecológico de pastoreo tiene entre sus muchas ventajas que retiene carbono, lo cual representa un alivio para nuestra atmósfera.

Los pronósticos científicos sobre el calentamiento global son aterradores y comprometen a la humanidad entera, sin distingos de nacionalidad, religión, ideología política o actividad económica. Nuestro planeta está gravemente enfermo y la hora fatal parece acercarse en una cuenta regresiva obstinada y apocalíptica. Ya no es cuestión de profecías cripticas o delirios de evangélicos que sufren pesadillas en Patmos, ni son astrólogos con planimetrías mitológicas del universo. La información escatológica proviene de los investigadores de máximo nivel académico de las universidades más prestigiosas del mundo. El planeta Tierra marcha hacia un colapso devastador que modificara radicalmente su faz, desaparecerán bajo las aguas las ciudades más pobladas y morirán centenares de millones de personas y quienes sobrevivan serán víctimas de los gases venenosos que subyacen en las tundras, los cuales se verán librados a la intemperie cuando las capas de hielo que actualmente los mantienen bajo suelo se desintegren a consecuencia del aumento de temperatura. Y esto no es un relato de ciencia ficción, no es una película de terror, es un escenario fatal que se deriva de cálculos matemáticos, físicos y químicos realizados por las mentes científicas más brillantes del mundo.

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Enfrentar el drama global que vivimos tiene que ser entonces un compromiso de todos quienes pertenecemos a este planeta. Para ello hay que cambiar los modelos de producción a fondo, el problema no es simple como piensa el presidente Nicolás Maduro de cambiar el capitalismo por el socialismo, porque actualmente en la China Comunista se fabrican diez mil carros al día y no aceptan detener este proceso industrial porque alegan que entraron tarde al desarrollo y para emparejarse con Estados Unidos tienen que pisar a fondo la chancleta de la industrialización.
No obstante estas graves e inmensas limitaciones de tipo político, la gente responsable está obligada a sincronizar sus actividades con base a la cuenta regresiva que marca los tiempos hacia el desastre de la vida terráquea, por ello debemos sentar en el banquillo a todas las actividades económicas y luchar para ponerlas a tono con las exigencias de un esquema ecológico sustentable que garantice la continuidad del ser humano sobre esta nave espacial manejada por una tripulación enloquecida, con nosotros en rol de pasajeros vulnerables e indefensos.

Sentemos pues a la ganadería en este banquillo y veamos cómo, concretamente en Venezuela, podemos conducirla por la ruta de la eficiencia y el resguardo del ambiente de manera simultánea. Según la FAO entre el 2005 y el 2030 el crecimiento poblacional en los países desarrollados será del orden del 3 por ciento, mientras que el de los países del tercer mundo será del 36 por ciento. Quiere decir que estamos obligados a producir alimentos, a marcha forzada, para millones y millones de nuevos habitantes y tenemos que hacerlo sin incrementar la emanación de gases tóxicos a la atmósfera y dentro de este renglón están los pedos que emiten los bovinos y además las emanaciones que se producen a lo largo del proceso de producción y manejo de sus alimentos.
“Existen diversas alternativas tecnológicas para mitigar las emisiones de CH4, que incluyen estrategias a nivel del sistema de producción y de las fuentes de emisión.
Mejoras en la eficiencia de producción, a través de la selección genética de los animales y de la optimización de las dietas, tienden a disminuir las emisiones de metano por unidad de producto generado. Los principales factores que afectan la emisión de metano son el tipo de animal y las características nutricionales de la dieta (consumo y digestibilidad), las cuales determinan que, aproximadamente, el 6.0% de la energía consumida se pierda en forma de metano. “(Harold Ospina Patiño).
Quiere decir que con animales más eficientes en la conversión de alimentos en carne y leche y con el uso del sistema silvo pastoril, se estarían dando pasos ciertos hacia una producción ganadera viable en lo económico y sustentable en lo ecológico.

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