Son depósitos duros y similares a cristales de roca que se forman dentro de la vesícula biliar. Estos cálculos pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como una pelota de golf.
La causa de los cálculos biliares varía. Hay dos tipos principales de estos cálculos:
Cálculos compuestos de colesterol, los cuales son de lejos el tipo más común. Estos cálculos no tienen nada que ver con los niveles de colesterol en la sangre.
Los cálculos biliares son más frecuentes en las mujeres, y en personas mayores de 40 años de edad. Estos cálculos también pueden ser hereditarios.
Los siguientes factores también pueden hacerlo a uno más propenso a la formación de cálculos biliares:
Trasplante de médula ósea o de órganos sólidos.
Diabetes.
Insuficiencia de la vesícula biliar para vaciar la bilis apropiadamente (más probable durante el embarazo).
Cirrosis hepática e infecciones de las vías biliares (cálculos pigmentarios).
Afecciones médicas que provocan que el hígado produzca demasiada bilirrubina, como anemia hemolítica crónica, con inclusión de anemia drepanocítica.
Pérdida rápida de peso, particularmente consumir una dieta muy baja en calorías o después de una cirugía bariátrica.
Recibir nutrición a través de una vena por tiempo prolongado (alimentaciones intravenosas).
Síntomas
Muchas personas con cálculos biliares nunca han tenido ningún síntoma. Sin embargo, si un cálculo grande bloquea el conducto cístico o el conducto colédoco, se puede presentar un dolor de tipo cólico desde la mitad hasta la parte superior derecha del abdomen, lo cual se conoce como cólico biliar. El dolor desaparece si el cálculo pasa hacia la primera parte del intestino delgado.
Los síntomas que se pueden presentar abarcan:
Dolor en la parte superior derecha o media del abdomen que:
Fiebre
Coloración amarillenta de la piel y de la esclerótica de los ojos (ictericia)
Es importante acudir a un médico si usted tiene síntomas de cálculos biliares.