En el sector educativo: Pasantías, formación tecnológica y paz

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La pasantía ocupacional va más allá de la concepción convencional asignada por la rutina académica, en la que se deja de lado su relevancia para alcanzar logros transdiciplinares que amplían la praxis pedagógica hasta abarcar valores, actitudes, sentimientos y emociones.

En este tema la premisa es que “nadie será capaz de cuantificar su talento hasta que lleve a la práctica su idea y conocimiento”, tal y como lo plantea el docente Enio Colagiácomo en su ensayo denominado “Pasantía ocupacional: un recurso para la formación tecnológica y la paz”.

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Según el docente, la pasantía se ha consolidado como un vital apoyo didáctico para la construcción creativa de base axiológica practicable y sus resultados cognitivos como oportunidad pedagógica para incorporar la amplia transversalidad presente en el medio empresarial público y privado; “además, como sustento de respuestas interculturales, pertinentes y oportunas en función de necesidades comunes entre las partes involucradas en ese binomio proceso educación-empresa, en el que se conjugan múltiples necesidades, intereses y motivaciones”.
“En mi ensayo intento ampliar la conexión intrínseca, por lo general omitida, en el proceso de pasantía ocupacional y la importancia que representa para el hombre actual ser formado bajo los lineamientos de la educación para la paz como herramienta pedagógica fundamentada en las relaciones interpersonales, dinamizada por métodos didácticos socio- afectivos simulados o practicados por grupos coherentes en pensamiento y acción, con convicciones de valores democráticos y fin social benéfico, y lo más importante, como respuesta trascendente a una necesidad humana de transculturización sostenida”, apunta.

La educación técnica y tecnológica actual dispone del programa de pasantías que constituye un aliado didáctico estratégico para el complemento formativo requerido tanto en el aspecto técnico- tecnológico como en el sociológico, con énfasis en el estudiante como ser social en cuanto a su fin formativo.

Dichas prácticas educativas, añade el autor, constituyen para la educación técnica y tecnológica uno de los aspectos que exige atención pedagógica para la consolidación del talento humano, en virtud de ser un medio necesario para la formación de mano de obra calificada en diversas y variadas especialidades ofrecidas por los centros educativos de formación profesional, en los que se requiere gestar salidas intelectivas y epistémicas consensuadas entre educadores, estudiantes y empresarios tendentes a adaptar, construir o reconstruir el “ser”, “conocer” y “hacer” técnico, tecnológico y sociológico como un acto social más humano, en el cual un apropiado manejo de la pasantía ocupacional puede ser un soporte pedagógico interdisciplinar hasta ahora subutilizado en su potencialidad latente respecto al eje transversal de convivencia y paz.

Soporte educativo

Existe una diferencia conceptual entre formación técnica, artesanal y tecnológica, detallada por Colagiácomo en su trabajo publicado en la revista Educare, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL- IPB). Aunque todas forman parte de la formación de base científica- humanística para la producción y servicios, además de ser una cuota de la consolidación de la corriente universal de formación de talento humano competente promovido por una concepción onto- epistemológica que acerca más al sujeto que aprende a la armonía holística de educación integral socialmente requerida.

“En el ámbito mundial existe especial interés por el desarrollo del talento humano, enfatizándose en la productividad… dicho interés aborda con profundidad de análisis las áreas inherentes a la educación tecnológica mundial, tanto así que para 1999 se había editado en español unas trece veces la obra de Edgar Fraure y otros llamada “Aprender a ser”, lo cual evidencia un inusual empeño multinacional liderizado por la UNESCO y cuya atención se enfoca en la importancia y vigencia del significado de la educación tecnológica para la sociedad”.

Freire (1986), uno de los precursores del ideario para la paz, expresaba en sus escritos relacionados con el tema educativo que “no creía en esfuerzos de educación para la paz si éstos no revelaban con claridad las injusticias sociales presentes en caso toda congregación humana, lo que evidencia su desacuerdo con la estrategia de opacar la importancia del fenómeno social global antes que alumbrar con abundancia los focos oscuros generadores de violencia pasiva, activa o reactiva, cuyo origen quizás reside en el desequilibrado y abusivo positivismo instrumental aparentemente insalvable en la enseñanza de la educación tecnológica”.

A juicio del autor, la educación técnica ha estado estancada y en franco proceso de deterioro desde hace muchos años en el país, aunque «se puede asegurar que existen evidentes esfuerzos como la implantación del Programa Nacional de Pasantías (1976), la reactivación de las Escuelas Técnicas mediante la resolución 177 del año 1999 y la resolución 238 de julio de 2002, que la consolida, entre otras iniciativas que pretenden generar cambios en función de altos intereses en el ámbito de la educación vocacional y profesional; no obstante, dichos cambios han dado un tímido soporte a la tendencia de crecimiento social y productividad».

Sin embargo, señala que la pasantía constituye un pertinente soporte del proceso formativo para quienes se educan en tecnología, dado que fomenta aprendizajes complementarios extra- aula, apoyados en una didáctica de acciones pedagógicas que pueden convertir a las organizaciones empresariales en una suerte de laboratorios educativos, en los que los paradigmas tecnológicos pueden ser abordados con facilidad.

“También permite sumar beneficios que redundan en la calidad de los resultados exigidos por la sociedad. Esta acción pedagógica repercute sobre los fines educativos influyendo a favor de la actitud personal que se fomenta básicamente por los hallazgos de dimensiones subyacentes de las nuevas experiencias cognitivas y el ajuste cultural individual al reconocer al otro”.

En este punto, el apoyo intencional, sistémico y pedagógico es de vital importancia. “El proceso de tutorías se convierte en la palanca operativa mejor aliada para el logro o no de las metas, el cual es obtener al final del proceso educativo- formativo un graduando listo para enfrentar con éxito su próxima etapa de vida y un tutor actualizado listo para emprender una mejor acción en función de las exigencias contemporáneas del mundo laboral en el ámbito pedagógico, técnico, científico, tecnológico, ético y social”.

Colagiácomo enfatiza que el proceso venezolano de pasantía ocupacional ha sido exitoso por más de tres décadas, “pese a sus carencias en el ámbito político- educativo, pedagógico, financiero y operacional. En esta fase, el estudiante visualiza más cercano su proyecto de vida”.

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