Un equipo de científicos dirigidos por Paul S. Mischel, del Instituto Ludwig para la Investigación del Cáncer y de la Universidad de California, ha descubierto que las células de cáncer cerebral son capaces de resistir a la terapia desactivando la mutación génica a la que van dirigidos los medicamentos y, cuando la terapia deja de tener su efecto, vuelven a amplificar dicha mutación.
«Este hallazgo –señala Mischel- tiene importantes implicaciones clínicas ya que si sabemos que las células cancerosas pueden evadir la terapia por un mecanismo de ‘esconderse y aparecer’ podremos refinar las terapias para que ellos se traduzca en mejores resultados para los pacientes».
Las nuevas terapias oncológicas están dirigidas a las distintas mutaciones genéticas que permiten identificar a las células cancerosas y así eliminarlas. Por desgracia, en los últimos años se han identificado también una serie de «mecanismos de resistencia», que mantienen las señales promotoras del crecimiento del cáncer y que eluden a los medicamentos.
Mischel, cuyo trabajo publica Science, confirma que la mayoría de las investigaciones se dirigen a desarrollar mejores medicamentos o combinaciones de fármacos para suprimir estas señales. «Sin embargo, hasta ahora no se ha analizado en profundidad si las células cancerosas son capaces de modular los niveles, y por lo tanto su dependencia, de las dianas farmacológicas, y evadir así la terapia, para luego volver a adquirir el oncogén que promueve el crecimiento del tumor cuando la droga se retira».
Glioblastoma
Mischel y su equipo investigaron el comportamiento de glioblastoma multiforme (GBM ), el cáncer cerebral primario maligno más frecuente en los adultos. Los tumores son agresivos y resistentes a las terapias actuales, como la cirugía , la radiación y la quimioterapia. Y la tasa de supervivencia media para los pacientes con diagnóstico reciente de glioblastoma es sólo 14 meses .
Este tumor se caracteriza por una variante mutada del receptor del factor de crecimiento epidérmico conocido como EGFRvIII que se encuentra en el ADN extracromosómico en las células cancerosas . EGFRvIII promueve el crecimiento del tumor. Algunos de las nuevos medicamentos eliminan las células cancerosas mediante la supresión o inhibición de EGFRvIII, pero pierden eficacia porque las células terminan desarrollando resistencias.
Los investigadores encontraron que dicha resistencia puede estar causada porque las células de cáncer han suprimido temporalmente su EGFRvIII extracromosómico, lo que las hace invisibles a los medicamentos. Cuando se detiene el tratamiento farmacológico, la EGFRvIII reaparece en los niveles anteriores y se recupere el crecimiento tumoral acelerados.
«Esta es la primera demostración de que la pérdida reversible de un oncogén en el ADN extracromosómico puede producir resistencia a los medicamentos -señala Mischel-. Esperamos que estos sirvan para para mejorar la tasa de éxito de los tratamientos para el cáncer».