La Navidad de Jesús

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El motivo central de la Navidad es el Niño Jesús y la celebración, ha originado diferentes festejos; sin embargo, su verdadero protagonismo, que es el Niño Dios, las fiestas lo opacan y generalmente no se aparta un espacio para reflexionar sobre su venida al mundo. Al respecto, un estudiante universitario, de esos que se hacen llamar marxistas y afirman que no creen en Dios, pero que cuando están en un aprieto exclaman: ¡Dios mío!  Manifestó que ya Jesús había pasado de moda. El profesor, un psicólogo clínico, le respondió: “Yo más bien creo que Jesús no se ha puesto de moda”.
Y es cierto. En navidad festejamos a Jesús con nuestras bellas tradiciones y lo que vamos agregando, y en Semana Santa nos vamos a la playa. Entonces, Jesús pasa desapercibido. No se ha valorado su mensaje. Porque un hombre que hablo de la paz entre los seres humanos, de la justicia social, de que había que dar de beber al sediento y de comer al hambriento, que no se atrevió a condenar a una pecadora, sino que la absolvió y la invito a la redención, que un ser formado por encima de la historia, llena de guerras, violencia y delincuencia, ha sido relegado. Mejor vamos a poner de moda a Jesús, que está por sobre los cultos religiosos, si analizamos el sentido humanístico de sus enseñanzas, que pueden servir a las personas de cualquier creencia. La parranda navideña impide reflexionar sobre el interesantísimo hecho del nacimiento del personaje más grande de la humanidad.
Lo ideal sería que supiéramos unir la belleza de esta celebración con la espiritualidad que propicia la celebración de la venida de Dios al mundo hecho hombre, para redimirnos. Mostró el camino a seguir, predicó y practicó la verdad, nos enseño a orar  y a perdonar. Al relacionar estos hechos con ese Niño que está en el pesebre, nos hará ver la inmensa grandeza de esa criatura y entonces lo celebraremos lleno de gozo espiritual, unido al jolgorio que significa un cumpleaños; porque esa es la navidad: el cumpleaño de Jesús de Nazaret, que resucitó y se quedó entre nosotros a través de Espíritu Santo. Las enseñanzas de Jesús tocan a todos por igual: presidentes, jueces, diputados, ministros y potentados, al igual que al pordiosero, al artesano, a enfermos y estudiantes.
Quien no crea que Jesús es el hijo de Dios, igualmente celebra a ese Ser que hace unos dos mil años paso por este mundo haciendo el bien y nos dejo sabias enseñanzas. Los evangelistas cuentan su peregrinar por Jerusalén y regiones adyacentes, motivados por los transcendentes hechos que rodearon su vida, unos lo vieron y otros lo supieron y pudieron percibir todavía ese hálito que dejó su presencia. Para entonces, entender bien su trayectoria, era como hoy, situarse en la época y costumbres de aquellos tiempos; y aún cuando nuestro entendimiento no asuma que Aquel era Dios, se valorará su inmensa majestad.
Hagamos un alto en esta festividad y dejemos que la navidad penetre en nuestro espíritu y nos llene de mucho amor.

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