Los acontecimientos políticos parecen haber avanzado a una velocidad supersónica. Hace tan solo unos meses del fallecimiento del principal líder del PSUV. Su enfermedad estuvo rodeada de misterios, mentiras y secretos.
Es claro el engaño perpetrado por la cúpula del gobierno que cada cierto tiempo turnaba sus declarantes oficiales para seguir el cuento de la “milagrosa recuperación” Cada uno de ellos ofrecía una mentira más impresionante que el anterior. Recuerdo que una de las últimas, ya enfermo terminal el presidente, informaron que su viaje a Cuba obedecía a un tratamiento hiperbárico y que estaba totalmente curado.
Todavía hoy no han explicado de qué exactamente falleció el presidente, dónde tenía el cáncer. En fin. Pero entre todas las mentiras y los mentirosos se destacó como un ejemplar del cinismo, la burla, la inmoralidad y especialmente la adulancia perruna ese quien tuviera la osadía de intentar desplazar a Antonio Ledezma de la Alcaldía Metropolitana. Resultó un ser baboso y resbaladizo. Una vergüenza para la familia Villegas. Con razón lo tildaron de ser una deformación de Cantinflas.
Si empezáramos por la fecha histórica más reciente tendremos necesariamente que destacar la declaración pública de la Presidenta del CNE que leyó, mal leyó para ser exactos, una especie de cartilla llena de inexactitudes, patrañas y falsedades, redactada a la carrera en la oficina de Jorge Rodríguez, en donde para dorarle la píldora al gobierno realizaron un verdadero acto de magia al dividir la votación contra el gobierno en dos toletes. La MUD y las “Otras organizaciones”. Es evidente, público y notorio que no existían ni candidatos ni partidos afiliados al gobierno, distintos a los presentados oficialmente por el PSUV y sus compinches. Ellos lo aclararon muy bien, cualquier candidatura fuera de sus filas era traidora, escuálida, divisionista etc. etc. de donde se deduce que los 833.731 votos que la presidenta del CNE le atribuyó a unas organizaciones secretas, desconocidas y clandestinas, son en su inmensa mayoría opositores al gobierno y deben ser sumadas a la MUD; por lo tanto los votos de la unidad que alcanzaron 4.435.097 más los otros votos opositores, llegan a la cantidad de 5.268.828 superior en 157.492 a los 5.111.336 votos obtenidos por el PSUV y sus conchupados.
Así que es claro y contundente que la estrategia de definir estas votaciones del 8 de diciembre como un plebiscito fue correcta y victoriosa. Como quiera que este escrito es un intento de balance anual sigamos entonces con la materia económica. Si en el plebiscito salieron raspados, en materia financiera y económica no vieron luz. La inflación, esa enfermedad que corroe inmisericordemente los bolsillos de los consumidores anda con el moño suelto en Venezuela, debido fundamentalmente a las erráticas políticas, donde por un lado se ejecuta un presupuesto nacional sin pies ni cabeza y por la otra se ataca y empobrece a los sectores productivos del país en beneficio de empresas rusas, chinas, brasileiras e iraníes. Las consecuencias de tan descomunales errores y desatinos ha generado un desabastecimiento masivo y diverso que se aminora circunstancialmente mediante la quema de las reservas internacionales en compras de alimentos a medio centenar de países. Nunca antes Colombia, Nicaragua, Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia habían vendido tantos y tan diversos productos a Venezuela.
Andan buchones con nuestros petrodólares. Si hablamos de la tasa de cambio; la estrategia gubernamental es penosa, prohíben hablar del dólar paralelo cuando es claro que hasta en los barrios más pobres la gente tiene una idea de cuánto vale en el mercado negro el fulano innombrable. En virtud que los fondos provenientes del petróleo están claramente comprometidos y no hay mucho para alardear y regalar, como en otros tiempos, se declaró una suerte de “guerra económica” en donde los enemigos no andaban armados de pistolas o granadas, como lo hicieron ellos por allá en el 1992 cuando intentaron un golpe de estado, para el gobierno, los generales de la conspiración, de la guerra tenían como armamento lavadoras, televisores, microondas y licuadoras. Y entonces decretaron la ofensiva y ordenaron vaciar los estantes y anaqueles.
Era evidente que ante la incapacidad de terminar las viviendas comenzadas en año 2012 y con el crédito corto de china para regalar “casas bien equipadas” ese asunto de regalar lo ajeno le vino de perlas. Aunque los beneficiados fueron fundamentalmente quienes tenían 20.000 bolívares o más para adquirir productos en semi-remate, ciertamente en algo ayudó al chavismo a detener el desangre de militantes y votantes que viene sufriendo desde la muerte de Chávez. Corrieron la arruga del fracaso y de su fin como gobierno. Pero no hay duda que la historia los alcanzará.
@ssemtei
