Los Juegos Olímpicos de Londres serán los primeros de la historia marcados, y hasta modelados, por las redes sociales, con Twitter y Facebook a la cabeza, aunque esta revolución que incentiva el Comité Olímpico Internacional (COI) quiere ser controlada al mismo tiempo.
En 2009, durante su Congreso, un año después de los Juegos de Pekín, marcados por la censura de internet para los ciudadanos chinos, el COI se movió en una dirección más interactiva, comprendiendo que los Juegos iban a fascinar de otra forma y había que adaptarse rápido.
En su página de Facebook, el COI cuenta con casi 3 millones de amigos, mientras que en su cuenta de Twitter tiene 870.000 seguidores.
Dados estos datos, oficialmente, el COI «apoya y alienta activamente a los deportistas y otros acreditados a unirse a las redes sociales».
En los hechos, las prohibiciones son numerosas, y figuran en una guía destinada a los acreditados, que puede provocar en caso de infracciones, hasta la expulsión pura y simple, como por un caso de dopaje o de apuestas sobre competiciones.
Por esto, los participantes de los Juegos no pueden ‘tuitear’, actualizar sus blogs o colgar en Facebook cosas que no estén en primer persona, bajo el formato de diario íntimo, pero «sin hacer el trabajo de periodista».
Ejemplificando, un deportista podrá contar que comió cereales en su desayuno, pero no podrá decir que vio a Usain Bolt comiendo una hamburguesa gigante la víspera de la carrera de los 100 metros.
En la misma línea de consignas, las fotos son bienvenidas para colorear esos diarios íntimos, pero los videos están prohibidos para no competir con los derechos de televisión que se venden a precio de oro por el COI, así como la utilización de los anillos olímpicos o la mención de patrocinadores.
Los acreditados deberán mantenerse correctos y siguiendo las normas.
Como dato revelador se puede recordar el caso de la doble campeona olímpica de natación australiana Stephanie Rice (200 y 400m estilos en Pekín). En 2010, esta fanática del rugby festejó la victoria de los Wallabies ante Sudáfrica con un tuit que dio de qué hablar, cargado de palabras groseras.
Disculpas públicas, ruptura de contratos y adiós a varios patrocinadores. El chiste le costó caro a la pobre Rice, pero servirá de ejemplo.
En Londres, para evitar los despistes, el COI implementó un sistema de control (www.olympicgamesmonitoring.com) y varios comités nacionales crearon sus propias cuentas de Facebook y Twitter para que sus deportistas se expresen por esa vía y así evitar malos entendidos sobre autenticidad.
Porque la cantidad de tuits va a ser incalculable desde Londres. Aunque el ‘Gran Hermano’ del COI estará vigilando.
Foto: Archivo