Desde el mes de mayo se conoció que la zona pastoral La Coromoto sería la encargada del vestido que lucirá la Divina Pastora en su visita 158 a la ciudad crepuscular el 14 de enero del 2014.
Son ocho parroquias que conforman esta zona pastoral y como centro para la realización del mismo eligieron a la iglesia El Salvador, ubicada en la urbanización Fundación Mendoza.
Siete personas serán las encargadas del vestido. Madre e hija y cinco ayudantes. Para la elaboración se trasladaron hasta la ciudad de Caracas, para obtener la tela de color suave y pedrería para el decorado, explicó el padre Amado Camacaro, párroco de El Salvador.
Asimismo el padre comentó que una vez comenzaron a realizar las reuniones y los feligreses supieron que allí se elaboraría el vestido todos comenzaron a colaborar. Llevaban lo que podían: desde veinte hasta mil bolívares aportaban los feligreses con entusiasmo. Incluso hasta de otras parroquias y estados llegaron para aportar a la vestimenta de la santa Madre.
“Me parece una excelente idea que ahora le estén dando la oportunidad a otras parroquias de participar en la elaboración del vestido de la Virgen. Apenas saber que el traje es para la Divina Pastora, se integran solas”, destacó con alegría el padre Camacaro.
De igual forma enfatizó que como parroquias tienen más tareas y más participación en los preparativos de la procesión de la santa Madre y así como este 2014 le tocó a la zona pastoral La Coromoto, ya le irá tocando a otras parroquias.
Feligreses bendecidos
Una de las feligreses que acude a diario a la iglesia El Salvador, estaba sentada con su rosario en las manos, su pequeña Biblia y oraba en voz baja. La señora interrumpió su rezo sólo para expresar la felicidad que sentía al saber que su parroquia era la elegida para vestir a la Pastora.
“Cada día damos gracias a Dios porque nos bendijo con el privilegio de que el vestido de la excelsa madre saliera de nuestra parroquia, en más de sesenta años que tengo asistiendo a la iglesia esto nunca se había visto”.
Ninguno de los feligreses ni el padre Amado Camacaro ha logrado ver el vestido, pero esperan con ansias que sea terminado, para poder cumplir con su tarea final: vestir bonita a la Virgen en su viaje sobre los hombros del pueblo bueno creyente, que confía en su infinita misercordia y poder mediador.