Ciudad como tema – La internet no es suficiente

Es frecuente escuchar que los estudiantes y sus profesores ya no necesitan libros porque ya todo está en el internet. Ciertamente, desde su llegada la forma de dar y recibir clases ha ido cambiando a medida que nuevas herramientas y más contenidos se ponen a la mano. Antes, la docencia era asunto declases magistrales con el apoyo, según el caso, del pizarrón, diapositivas y retroproyectores y estudiantes tomando apuntes para luego profundizar en los libros. Hoy esto ya no es así.
En primer lugar, los libros se han vuelto incomprables tanto por su costo como por ser cada vez más escasos por las restricciones en el suministro de dólares que ha impuesto el gobierno. De hecho, mientras en el resto del mundo la producción y circulación de libros sigue siendo muy grande, aquí se los entraba, una situación similar a la que ocurre en Cuba.  Se podría suponer que si los estudiantes no pueden comprar sus libros, estos de todos modos deberían estar en las bibliotecas universitarias, pero las mismas restricciones valen para ellas pues el Estado mantiene ahorcadas a las universidades y el presupuesto apenas les alcanza para pagar sueldos y salarios.
Pareciera que el internet podría resolver ampliamente esa situación, pero hasta ahora no es así, por lo menos no para nosotros, atascados en esta orilla del tercer mundo.Ella ofrece muchos recursos, hay muchos libros que pueden bajarse gratis, pero la inmensa mayoría son libros para los cuales ya se ha vencido el derecho de autor y, por tanto son clásicos de la literatura y textos viejos pero de los recientes solo obtenemos noticias, referencias, resúmenes muy someros y precios para comprarlos por internet.  Con apoyo de powerpoint y youtube se pueden preparar clases para un nivel básico y un pocomás. En el caso de la historia de la arquitectura, los videos nos permiten movernos en las obras y experimentar el espacio de un modo muy superior que si contáramos solo con fotografías.
Hay mucha información en los blogsproducidos por grupos privados, por universidades, por gremios profesionales, por revistas académicas, por entusiastas de la profesión, en las páginas culturales de la prensa. Estas fuentes,con frecuencia,solo tienen información puntual, no de profundidad. Y, además, es poco lo que hay acerca de nuestra arquitectura, aun si a los estudiantes les pareciera que más bien hay demasiado. Además, hay un problema con la internet: la generalización del copiar, pegar y presentar el trabajo resultante como original, sin siquiera editar el texto y citar las fuentes.  Pero este es un problema de ética, no de tecnología.
Hay una limitante adicional con el internet: los buscadores suelen restringir las respuestas al idioma en que se busca. La experiencia nos dice que si no encontramos algo sólido en español, vale la pena intentar en inglés, francés o italiano multiplicando la posibilidad de encontrar algo que interese.
Están los libros electrónicos que se leen en una Tablet o en una PC y que combinan las ventajas del internet con las de los libros físicos, suelen costar la mitad de la versión impresa y le dan al lector la posibilidad de editar aspectos como el tamaño de las letras, y el interlineado, lo que ayuda a quienes tienen algún déficit visual. Las editoriales disponen de un creciente catálogo de E-books de arquitectura. Pero por ahora, para nosotros, los E-book no están disponibles: hay que pagarlos en dólares.
En muchos países existen universidades con avanzados sistemas de educación a distancia donde se puede seguir cursos completos acerca de muchos temas y con presentaciones de muy buena calidad. También es posible participar, en vivo, en conferencias que se dan en cualquier lugar. Pero, de nuevo, aquí nos tiene parados el ahogo presupuestario. Por ahora, nos limitamos al uso del correo electrónico para mantenernos en contacto con los estudiantes, informales de novedades y enviarles material de estudio.
Eventualmente, el cerco financiero y cultural al que estamos sometidos y que nos impide mantenernos actualizados serán superadas y ojalá sea más pronto que tarde, para beneficio de todos.

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