La nueva arremetida del Gobierno en contra de la empresa privada, especialmente del sector del comercio, a quienes pretende pasarle la factura de una inflación de 5,1% en el mes de octubre lo que permite proyectar un cierre de año para esta variable cercano al 50% no se ha hecho esperar y han sido las ventas de electrodomésticos, las que han sido puestas contra la pared por parte del Organismo Superior para la Defensa Popular de la Economía, la Sundecop, el Indepabis y el Seniat, entre otros.
Asegura el Ejecutivo que muchas de estas tiendas dedicadas a la comercialización de electrodomésticos, han recibido dólares preferenciales para las importaciones de estos bienes, lo cual es una verdad a medias, ya que no es ningún secreto que Cadivi ha reducido en cerca del 40% las asignaciones de divisas a la empresa privada y al desaparecer el mercado de permuta y fracasar estrepitosamente el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), se ha tenido que recurrir al “mercado negro”, donde la divisa se cotiza con un valor que está muy lejos del tipo de cambio oficial.
No puede pretender entonces el Ejecutivo obligar a estas empresas, bajo amenazas de ocupación y estatización, a vender productos que han importado con dólares que han adquirido al margen de Cadivi, a precios regulados y sin permitirles una rentabilidad que les permita al menos compensar el diferencial cambiario que han tenido que pagar y estimar las expectativas de reposición.
Cualquier persona acuciosa puede revisar las últimas convocatorias realizadas por el Banco Central de Venezuela para las subastas del Sicad y podrá darse cuenta que no se han hecho asignaciones para las importaciones de electrodomésticos, con lo cual las justificaciones que están utilizando los voceros oficiales para justificar las acciones oficiales arbitrarias, se caen por su propio peso.
En todo caso, aun cuando ya han pasado varios días, sería sumamente saludable para el Ejecutivo, dar a conocer a la opinión pública, un listado con los montos en divisas asignados a las empresas que han sido sancionadas y su historial de importaciones en los últimos años, cifras que debe tener a mano el Seniat, aclarando así ante el soberano, que no se trata de un nuevo abuso de poder y una acción demagógica y electorera, a escasas tres semanas de un proceso electoral, donde hasta las propias encuestas ordenadas por el oficialismo, evidencian que los números no les están resultando favorables en la mayoría de las entidades federales.
Por supuesto que ante el continuo fracaso que ha registrado el gobierno revolucionario en los últimos 15 años, para controlar la inflación al Jefe del Estado se le ocurre la “brillante idea” de aplicar nuevos controles para todos los productos, desconociendo que las experiencias recientes han demostrado que los controles solamente generan distorsiones en la economía, escasez, desabastecimiento y mayores índices de inflación, es decir que el alto gobierno pretende apagar el fuego inflacionario con gasolina.
Todas estas actuaciones erradas en materia de políticas económicas, son las que han dado origen a que altos voceros de la Academia Nacional de Economía, economistas reconocidos como Pedro Palma, José Guerra, Asdrúbal Oliveros, Francisco Faraco hayan formulado serios cuestionamientos a los funcionarios oficiales que han estado adoptando estas medidas, que van en contra vía de lo que debería hacerse para superar la profunda crisis estructural que en estos momentos está viviendo Venezuela.
No cede desabastecimiento
El otro factor de perturbación que le viene quitando el sueño a los funcionarios oficiales, es que a pesar de todos los esfuerzos que han venido haciendo para satisfacer la demanda interna de bienes y servicios, especialmente de alimentos, medicinas, repuestos automotores y equipos médico-quirúrgicos, entre otros la escasez se hace cada vez más evidente y en muchos comercios se han visto en la necesidad de solicitar el apoyo de los cuerpos de seguridad, para controlar los enfrentamientos entre los propios consumidores por un paquete de papel sanitario, una lata de leche, un paquete de harina de maíz o un litro de aceite.
La verdad es que nunca pasó por la mente de la mayoría de los venezolanos, la sola idea de pensar en que llegaría el momento, gracias a la revolución, de tener que caernos a golpes entre nosotros mismos para obtener un producto, incluso teniendo el dinero en el bolsillo para adquirirlo, ya que en este año la liquidez monetaria se ha incrementado en 70%.
El propio Banco Central de Venezuela ha señalado en el último informe de indicadores de octubre, que el Índice de Desabastecimiento se montó en 22,4%, lo que indica que en la realidad debe estar por lo menos en 26% de manera conservadora, si se toma en cuenta las giras que deben realizar los consumidores por diferentes abastos y supermercados para poder obtener los productos que consume en su hogar.
El Ministro de Alimentación anuncia que el Gobierno garantiza el suministro de alimentos en diciembre, pero un kilo de cebolla cuesta 78 bolívares en el supermercado; el pimentón 60 bolívares, el pernil 120 Bs/Kg, el pollo 90 Bs/kg cuando se consigue y en Mercal hay que hacer colas hasta de 7 y 8 horas para adquirir dos pollos y hasta de 10 horas para comprar un pernil.
Lo cierto es que hemos estado ausente sólo durante tres semanas, pero la situación del país lejos de mejorar ha empeorado, la inestabilidad es cada vez mayor, la inseguridad jurídica crece, las agresiones contra la empresa privada se profundizan, las divisas siguen desaparecidas, escenarios que pareciera no cambiará en el corto plazo.
