Ayer volvió a amanecer con largas colas a las afueras de almacenes de electrodomésticos como Daka, Mundo Samira y otros en la capital larense, a raíz de las denuncias de presunta especulación que el presidente de la República, Nicolás Maduro, esgrimiera en contra de estas tiendas la semana pasada.
Más de 900 personas, entre ellas un importante grupo de gente de la tercera edad, aguardaban a eso de las 9:30 a.m. detrás de un perímetro de seguridad vigilado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, varios de ellos desde la noche anterior. Muchos llevaban la esperanza de adquirir cualquier cosa, con tal y fuera al “precio justo” prometido por el Ejecutivo Nacional. Al mismo tiempo, las autoridades castrenses presentes no ofrecían información exacta sobre la hora cuando se daría apertura al almacén, pero notificaron que cada persona sólo podría comprar un producto, a la vez que debía mostrar su cédula de identidad y comprobar que era el titular de la tarjeta de crédito que portara.
Varias personas en la cola principal se alteraron por no estar de acuerdo con que se formara otra fila para los ciudadanos de la tercera edad, incluso si estaban en silla de ruedas o andaban con bastón. Tanto fue así, que algunos de quienes aguardaban en cola, y a pesar de ser mucho más jóvenes, insultaron a varios adultos mayores, argumentando que los electrodomésticos no eran productos de primera necesidad y, por lo tanto, no debía darse prioridad a nadie para ingresar a la tienda. Los ánimos se caldearon aún más, cuando un hombre intentó tomar uno de los primeros puestos en la larga fila, aferrándose fuertemente a un poste que se erguía justo en ese punto. Inmediatamente varios de los presentes amenazaron con darle una golpiza si no se movía del sitio.
Llamó la atención que en la cola parecía haber personas de todos los estratos sociales, aunque en el caso particular de Daka se observó un predominio de gente con un nivel adquisitivo aparentemente alto. También se notó la presencia de miembros de la comunidades asiáticas y del Medio Oriente, lo que dio pie a la interrogante de si algunos de ellos estarían comprando allí con la intención de revender los productos.
Esta hipótesis cobra mayor validez especialmente cuando ya se han dado casos de ofertas de televisores de plasma comprados en estos operativos, a través de sitios de venta en Internet, incluso cuando han sido obtenidos en saqueos como los que han ocurrido en Valencia.
También se apreció a una mujer que recorría la cola con lista en mano, verificando a quienes ya se habían anotado en ella. En ese momento aparecían 917 personas en la lista, divididas en 45 grupos. De manera extraoficial se conoció que muchos de esa lista serían miembros de consejos comunales.
Luego se visitó el C.C. El Recreo, donde igualmente se formaba una cola, aunque no tan larga, en espera de la apertura de Mundo Samira, en cuya entrada estaban una tanqueta y una camioneta de la GNB. Allí las personas lucían mucho más calmadas y tenían números marcados en sus muñecas, porque según afirmaron, las autoridades castrenes les prohibieron elaborar listas.