Los niños tienen cada vez mayor acceso por la televisión, los juegos electrónicos y otros medios a contenidos que les enseñan violencia, odio, muerte y competencia y si no aprenden desde temprana edad a discernir lo que está bien de lo que está mal, difícilmente lo aprenderán cuando sean adolescentes o adultos. Educar a los niños en valores les permitirá tomar decisiones más acertadas durante toda su vida y esto a su vez los hará personas más seguras, plenas y felices.
Los niños pequeños aprenden con el ejemplo, por lo tanto enseñar a los niños y niñas los valores implica un compromiso personal. Es necesario dar el ejemplo con actos y palabras para que los niños los asimilen, los imiten y los vivan.
La generosidad es la propensión del ánimo de una persona a ser útil e interesada a otro ser mostrando nobleza, valor y esfuerzo. Las personas generosas son nobles, desprendidas y dadivosas.
Los niños aprenden a ser generosos cuando son animados a:
Ceder sus juguetes en el juego.
Comprender que significa ser generoso y qué significa ser egoísta.
Compartir sus juguetes y caramelos.
Además, para que los niños sean generosos es necesario que:
Vivan en un ambiente de participación y servicio.
Vean que sus padres ayudan a otros padres y les hacen favores.
Identifiquen las necesidades de los demás.
La obediencia es una actitud de colaboración y participación. Para que un niño aprenda a ser obediente debe explicársele el porqué de las cosas que se le piden.
Para que un niño aprenda a ser obediente es necesario:
Que sepa qué es lo que sus padres o maestros quieren.
Entienda la satisfacción que su obediencia producirá.
Entienda el valor y la razón de cada orden.
Tenga claras cuáles son sus obligaciones y sus deberes.
Tenga reglas claras en la casa y en la escuela.
Sienta la aprobación de sus padres o maestros cuando es obediente.
Sienta que si desobedece no consigue lo que quiere.